La Academia de Líderes Católicos de Latinoamérica ha impulsado un ‘Manifiesto de Católicos Iberoamericanos con Responsabilidades Políticas Frente a la Crisis Política: una cultura de Encuentro fundada en el diálogo’. Un compromiso que apuesta por las propuestas del papa Francisco en su última encíclica ‘Fratelli Tutti’ conscientes de que “no puede haber un camino eficaz hacia la fraternidad universal y la paz social sin una buena política”. Un grupo diverso que “bajo la luz de nuestra común identidad cristiana” trata de “reivindicar la dignidad de la política, destacando lo que nos une y lo que proponemos desde nuestra identidad”.
Entre los firmantes están Javier Barbero Gutiérrez –concejal de Más Madrid en el ayuntamiento–, el socialista José Bono, el conservador Rocco Buttiglione –antiguo vicepresidente de Congreso y ministro en Italia–, Ángel Garrido –Consejero de Movilidad de la Comunidad de Madrid, perteneciente a Ciudadanos–, Juan Carlos González de Cristianos Socialistas, la diputada Cristina Esteban de VOX, la ex Fiscal General Consuelo Madrigal, Dolores Navarro Ruiz –diputada del PP en la Asamblea de Madrid–, el senador del PP Gonzalo Robles, la exconcejal del PSOE en Madrid Carmen Sánchez Carazo, el sacerdote José Luis Segovia, el concejal de Ciudadanos en Madrid Alberto Serrano Patiño… así como otros representantes políticos latinoamericanos.
“La búsqueda del Bien Común como horizonte, el discernimiento de la voluntad de Dios y el camino hacia el bien posible” es el punto de partida de los elementos de unión en estos políticos que apuestan por “el fomento de valores cívicos y morales como la compasión, la solidaridad, el respeto al que piensa diferente, la opción preferencial por los pobres y la fraternidad”. La atención a los que sufren “frente a la indiferencia y la cultura del descarte” y la esperanza en el diálogo y el encuentro son otras de las constantes.
Para ello proponen “reinventar el debate y la reflexión sobre la ética pública” ampliando el horizonte moral, “crear estructuras que puedan gestar valores de solidaridad y compromiso”, “mirar la realidad en clave de comunidad”, “propiciar el diálogo sin demonizaciones, desde el respeto y la escucha de todas las personas” o hacer que “la Iglesia sea un ámbito de encuentro y de diálogo entre los políticos y entre los ciudadanos en general, creyentes y no creyentes”.
Con estos presupuestos, han elaborado un decálogo en el que acentúan los elementos comunes a todos los grupos políticos como punto de partida para apostar por un “diálogo que favorezca el entendimiento mutuo y la acogida de las razones del otro” y alejado de toda descalificación aunque haya posturas discrepantes. También se comprometen a “rechazar y prevenir las ‘fake news’”, potenciar la “actitud de acogida al otro”, formular un “discurso en positivo”, centrarse en “la fragilidad de las personas” y responder a los ataques con diálogo y evitando los excesos.