El claretiano Luis Ángel de las Heras es desde esta mañana el nuevo obispo de León. En una eucaristía con aforo limitado a 300 personas y una veintena de obispos por la emergencia sanitaria, el hasta hace unas semanas obispo de Mondoñedo-Ferrol asumía su nuevo destino con un objetivo: “Una Iglesia de comunión, misionera, misericordiosa y samaritana”. “Estas deben ser las vidrieras de nuestra fe que proyecten luz”, dijo en la más que simbólica catedral en una eucaristía que presidió y que fue concelebrado por el nuncio Bernardito Auza, el obispo emérito local Julián López y el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz.
“Uno se siente muy pequeñito aquí, en esta hermosa e inmensa catedral”, inició De las Heras su homilía, que puso en primer plano a “los golpeados por la muerte, enfermedad, precariedad, pobreza y desesperanza en León y en todos los lugares de la tierra” como consecuencias de la pandemia. De la misma manera, reconoció el trabajo de los sanitarios y de quienes están en primera línea en la lucha contra la pandemia, entre los que también incluyó a los sacerdotes. “Compartimos con todos, la vulnerabilidad humana que solo Cristo puede colmar de esperanza”, añadió, al ahondar sobre “un tiempo de especial desconcierto”.
“Es la hora de todos y nos necesitamos todos como Pueblo de Dios en misión”, apuntó el prelado a los leoneses, que defendió una “impostergable renovación eclesial con mayor apertura”. “Manchémonos las manos en el trabajo evangelizador”, apostó De las Heras, para edificar una Iglesia “sin prejuicios ni exclusiones para que todos puedan sentirse acogidos” que se dirija “siempre hasta la casa del pobre”.
Así, llamó a los católicos a no dudar en “desviarse hacia las cunetas de los apaleados” con el fin de “restaurar a cada persona en su dignidad”. En línea con la encíclica ‘Fratelli Tutti’, expuso la necesidad de promover una comunidad samaritana que evite “todo tipo de connivencia con los salteadores y los que pasan de largo”.
También tuvo un cariñoso recuerdo a todos quienes siguieron la ceremonia por televisión, en especial, “a mi padre que nos sigue con sus 90 años desde la residencia”. De la misma manera, hizo presente al fallecido cardenal Fernando Sebastián, otro claretiano que también fue pasto de León.
Durante su intervención al inicio de la misa, el nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, expresó su alegría por compartir la toma de posesión de León y, parafraseando al Papa, instó a los obispos españoles a vivir “en clave misionera”. Desde ahí, planteó a los pastores, especialmente a Luis Ángel de las Heras, a entregarse desde “un esfuerzo de proximidad, cercanía, disponibilidad para escuchar, atender y animar”. Para ello, recordó la necesidad de promover “el amor mutuo” desde la “corresponsabilidad” de quienes forman la comunidad cristiana: sacerdotes, religiosos y laicos.
En el marco de la monición de entrada, el obispo emérito de León, Julián López Martín, animó a De las Heras a apostar por “la nueva evangelización” en su pastoreo, siguiendo el ejemplo de san Antonio María Claret.