En el ángelus de este cuarto domingo de Adviento, el papa Francisco ha reflexionado acerca de la anunciación del ángel a María y del “sí”de la Virgen sin condiciones a Dios. Pero, también, sobre la necesidad del encuentro con Jesús en la tan cercana Navidad. “Para que Jesús nazca en nosotros, vayamos a confesarnos. No nos dejemos llevar por el consumismo. Lo importante es Jesús. El consumismo, hermanos y hermanas, nos ha secuestrado la Navidad”, ha dicho Francisco. “El consumismo no está en el pesebre de Belén. Si el nacimiento de Jesús no toca nuestra vida, esta pasa en vano”, ha subrayado.
“El evangelio nos propone una vez más la historia de la Anunciación”, ha señalado el Papa. “‘Alégrate’, dice el ángel a María, ‘concebirás en tu vientre y darás a luz a un hijo, y le pondrás por nombre Jesús'”, ha dicho. Sin embargo, el que parece un anuncio de alegría pura, destinado a hacer feliz a la Virgen, pone ante ella “una gran prueba, porque en ese momento estaba prometida como esposa, no estaba casada. En una situación como esa, la ley de Moisés establecía que no debía haber relación ni cohabitación”.
Por lo tanto, si tenía un hijo, “María habría transgredido la ley, y las penas para las mujeres eran terribles. Se preveía la lapidación”. “Ciertamente, el mensaje divino colmaría el corazón de María de luz y fuerza. Sin embargo, se encontró ante una decisión crucial: decir sí a Dios, arriesgándolo todo, incluso su vida. O declinar la invitación y seguir con su camino ordinario”, ha apuntado Francisco.
Pero la Virgen responde “hágase en mí según tu palabra”. Una frase que, tal como ha explicado el Papa, “en la lengua en la que está escrito el evangelio hay más. La expresión verbal indica un deseo fuerte, la firme voluntad de que algo se cumpla”. En definitiva, “María no dice ‘si tiene que hacerse que se haga, si no puede ser de otra manera’, sino que muestra un deseo fuerte y vivo. No es pasiva sino activa. No se resiste a Dios, se adhiere a Dios”.
Asimismo, Francisco ha señalado que María “podría haber pedido tiempo para pensarlo, o haber puesto algunas condiciones”. En cambio, “no se toma tiempo, no hace esperar a Dios. No pospone”. Ante esto, el Papa ha llamado a reflexionar sobre “cuántas veces nuestras vidas están hechas de postergaciones. Incluso nuestra vida espiritual. Por ejemplo, sé que me hace bien rezar, pero hoy no tengo tiempo. Sé que ayudar a alguien es importante, pero hoy no puedo. Lo haré mañana”.
“Hoy, a las puertas de la Navidad, María nos invita a no aplazar, a decir sí. Todo sí, cuesta. Pero siempre menos de lo que le costó a ella ese valiente y decidido sí que nos trajo la salvación”, ha aseverado. “Y nosotros, ¿qué sí podemos decir? En estos tiempos difíciles, en lugar de quejarnos de lo que la pandemia nos impide hacer, hagamos algo por los que tienen menos. No el enésimo regalo para nosotros y nuestros amigos, sino para una persona necesitada en la que nadie piensa”, ha dicho, animando después a mirar “al hermano que sufre, porque es Jesús en el pesebre”.
Por último, a la conclusión de la oración mariana, Francisco ha hecho referencia a la difícil situación que viven muchos trabajadores marítimos a causa de la pandemia del coronavirus. “Muchos de ellos, cerca de 400.000 en todo el mundo, están bloqueados en sus naves, superando el término de sus contratos, y no pueden volver a casa”, ha dicho. “Pido a la Virgen María, Stella Maris, que los consuele, y a los gobiernos para que hagan todo lo posible para que puedan volver con sus seres queridos”.