Educar en la acogida al migrante y contra el racismo tiene premio. El colegio Sagrado Corazón de Pamplona –de la Fundación Educativa Sofía Barat– recogió el 11 de diciembre el premio nacional de Inmigración y Convivencia otorgado por la Red Española de Aprendizaje-Servicio por el proyecto ‘Pamplona, ciudad abierta’.
“El premio supone un reconocimiento al trabajo. Nos entregan 1.500 euros que donaremos íntegramente a Alboan y SEI –las dos principales ONG con las que han colaborado–, porque, en estos tiempos tan complicados, quienes trabajan con los últimos son los que más lo necesitan”, explica a Vida Nueva Josemari Aymerich, profesor y coordinador del proyecto de este centro concertado que recibe el galardón por tercer año y, en esta ocasión, entre más de 330 seleccionados.
El objetivo es combatir prejuicios racistas entre los adolescentes y favorecer un clima de acogida e inclusión ante la población migrante llegada a Pamplona. Y es que “una seña de identidad de nuestro centro es la defensa de la justicia y la acogida al excluido”, reconoce Aymerich.
“Nuestro proyecto educativo, desde hace tres años, se basa en el aprendizaje-servicio; es decir, conectar la teoría con la realidad social de nuestro entorno, ya sea trabajando con el ámbito de la discapacidad, la Casa común, las relaciones intergeneracionales…”, explica. Este proyecto se desarrolló en el curso 2019-2020 con 22 alumnos de 1º de bachillerato –con amplía mayoría femenina–, que propusieron centrarse en los migrantes.
El primer paso fueron dos meses y medio de formación de la mano de Alboan. Tras empaparse del tema, quisieron pasar a la sensibilización, así que comenzaron a compartir lo aprendido con compañeros de otros cursos. No contentos con ello, quisieron pisar el terreno. SEI, que trabaja el duelo migratorio con adolescentes migrantes, les incluyó en sus actividades de ocio y tiempo libre para compartir juntos.
María Vivar, ahora alumna de 2º de Bachillerato, ha sido una de las participantes. “Hemos descubierto en los jóvenes migrantes a personas de mentalidad abierta que casi nos han acogido ellos en lugar de nosotros”, explica a esta revista. ¿Y para que le sirve ahora el contacto con esta realidad? “En casa, con mi familia, con mis amigos, solemos tratar estos temas. Mi misión ahora es hacerles entender que tenemos que ser una sociedad abierta, una sociedad que acoge al diferente. En realidad, es la falta de información la que hace a las personas rechazar al diferente”, explica.