Barcelona cuenta desde ayer por la tarde con un nuevo obispo auxiliar. Javier Vilanova se suma a Toni Vadell y Sergi Gordo en la misión de apoyar y acompañar al cardenal Juan José Omella en el pastoreo de la principal archidiócesis catalana. Fue el propio purpurado el que ordenó Vilanova en una eucaristía que tuvo lugar en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona.
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Tras la polémica por el aforo de las anteriores celebraciones en el templo, desde el Arzobispado se cuidó aún más si cabe el cumplimiento de las restricciones sanitarias, lo que hizo que solo accedieran 379 personas de las más de 3.000 localidades posibles. Junto a Omella, concelebraron el obispo de Tortosa, Enric Benavent, y el obispo de Vic, Romà Casanova. En la eucaristía también asistieron, entre otros, el cardenal emérito Lluís Martínez Sistach y el nuncio Bernardito Auza.
No es un honor
“No olvides, Javier, que el don del episcopado no es alcanzar un honor”, le recordó el presidente de la Conferencia Episcopal al nuevo auxiliar en una homilía que bien parecía un manual de instrucciones básico de cómo ser pastor a pie de obra. O la descripción de un perfil para rastrear nuevos prelados españoles en palabras del purpurado perteneciente a la Congregación vaticana responsable de asignar mitras en nuestro país. Y ante la presencia del embajador de la Santa Sede a quien corresponder hacer el pertinente casting.
“Se obispo es ante todo un servicio y el servicio no es dominación sino ponerse a los pies de Dios y de los hermanos para ayudarles en todo, con todo y por todo”, compartió Omella para plantear que ha de vivir “con amor de padre y hermano”.
Estilo de vida
Así, invitó a Vilanova a ser un “hombre pobre” con “un estilo de vida desprendido y con un amor preferencial a los más débiles”. “Por los pobres se debe hacer una opción preferencial”, insistió sobre el sentido del ministerio episcopal hoy.
“No eches discursos que nadie entienda”, le recomendó el cardenal que le apuntó como su principal misión para por la oración, el anuncio de la Palabra y la caridad. “Después ya vendrán las otras tareas administrativas”, le recordó. En esta misma línea, le instó a estar “cerca” de Dios, de los sacerdotes, de los diáconos y del pueblo. “Que los sacerdotes te encuentren inmediatamente sin burocracia, directamente”, le aconsejó, además de subrayar que esa cercanía tiene que ser una máxima “con los pobres, los indefensos y a todos los que necesitan acogida y ayuda”.
Equipo episcopal
Omella reivindicó su apuesta por trabajar como “un equipo episcopal mano a mano”, no solo con sus tres obispos auxiliares, sino con los sacerdotes, religiosos y laicos, para hacer realidad “la gran misión de una Iglesia en salida”.
Por su parte, Vilanova, al terminar la celebración, en sus primeras palabras como obispo expresó que ahora será “un humilde trabajador en la viña del Señor” con la misericordia como eje de su ministerio. El que fuera hasta su nombramiento rector del Seminario Interdiocesano de Cataluña, también se dirigió a los que han sido sus tutelados: “Ruego por vosotros para que seáis santos y para que sean muchos más los compañeros de camino que ayuden al Señor a construir su Reino”.