El cardenal Antonio Cañizares ha dado un paso al frente para reclamar que la Iglesia debe abanderar una movilización en defensa de la vida. “Si a finales del siglo XIX la Iglesia no podía callar ante los abusos sociales, menos aún puede hacerlo hoy”, defendió ayer el arzobispo de Valencia en la eucaristía que presidió en la basílica de la Virgen de los Desamparados con motivo de la fiesta de los Santos Inocentes.
“La Iglesia no puede callar y no puede dejar de anunciar el Evangelio de la vida”, reiteró en su homilía, en un mensaje que puede ser interpretado con la mirada puesta en la opinión pública, pero también de puertas para adentro.
Con la ley de eutanasia como telón de fondo, el purpurado animó a los católicos a reaccionar ante lo que considera “la injusticia más grave de hoy, que es aplastar el derecho fundamental a la vida de multitud de seres humanos débiles e indefensos”.
La misa, convocada por la plataforma ‘Valencia, sí a la vida’, tuvo como centro a los niños no nacidos. “El desafío que tenemos los cristianos en los inicios del tercer milenio es muy grande”, aseveró el arzobispo, que no dudó en presumir de que “nadie como la Iglesia habla en este tiempo con tanta fuerza, claridad y verdad en defensa del hombre amenazado”. De hecho, presentó a los tres últimos papas -Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco- como “paladines de la vida que se han dirigido a los fieles católicos y a todos los hombres de buena voluntad que quisieran escucharles con esperanzadoras y comprometidas palabras y mensajes a favor de la vida y su manera natural que es la familia, cultura del hombre y de la humanidad”.
En este sentido, subrayó cómo la Iglesia, “con amor, misericordia y ternura”, es capaz de salir en defensa “del hombre amenazado, de la vida despreciada, de la dignidad humana, clama por el hombre inocente”. “Da la cara por el indefenso con energía, apuesta fuerte por toda vida humana anunciándose con toda libertad”, apostilló a renglón seguido.