El Vaticano no quiere dejar lugar a duda alguna sobre su respaldo a la vacunación contra el coronavirus. Si hace unos días, desde Doctrina de la Fe se borró toda duda sobre la moralidad del proceso de investigación ahora se han pronunciado la comisión vaticana Covid-19 y la Academia Pontificia para la Vida. Entre medias, el Papa Francisco reivindicó también en su bendición ‘Urbi et orbi’ navideño “vacunas para todos”.
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“El rechazo de la vacuna puede constituir un riesgo para los demás”, subraya el nuevo documento vaticano que no deja margen alguna a los negacionistas y escépticos entre los católicos. “El hecho de enfermarse -relata la extensa reflexión- lleva a un aumento de las hospitalizaciones que sobrecarga a los sistemas de salud, hasta un posible colapso, como está ocurriendo en varios países durante esta pandemia, lo que dificulta el acceso a la atención médica, una vez más a expensas de los que tienen menos recursos”.
Cuidados de calidad
Es más, la Santa Sede se compromete a que la Iglesia se convierta en un referente a la hora de “hablar, exhortar y contribuir a asegurar que las vacunas y los cuidados de calidad estén disponibles para nuestra familia mundial, especialmente para las personas vulnerables”.
Con esta premisa, desde el Vaticano se respalda al Papa en su demanda de que “la justicia, la solidaridad y la inclusión” sean los pilares para luchar contra la pandemia y, por tanto, para que haya distribución “equitativa” de los viales. En esta misma línea, se condena lo que podría ser considerado como un “nacionalismo de la vacuna”.
Sin discriminaciones
Tanto la Academia de la Vida como la comisión no dudan en apuntar a las farmacéuticas para recordarles que están llamadas a contribuir “a la inclusión de los marginados, a la promoción de los últimos, al bien común y al cuidado de la creación”. Así, se reivindica que las patentes se se planteen “como un bien al que todos tienen acceso, sin discriminaciones, de acuerdo con el principio del destino universal de los bienes”. A los países les reclama “una operación colaborativa”.
El documento también avala el posicionamiento de Doctrina de la Fe sobre la moralidad de las vacunas que usan “líneas celulares de fetos abortados”. “De la información disponible -aclara el pronunciamiento- se desprende que sólo algunas de las vacunas que ahora están a punto de ser aprobadas emplean en varias etapas del proceso líneas celulares de fetos abortados voluntariamente hace unos decenios, mientras que otras sólo las utilizan en fases puntuales de pruebas de laboratorio”.
Somos una familia
“Nos corresponde a nosotros asegurarnos de que esté disponible para todos, especialmente para los más vulnerables. Es una cuestión de justicia. Tenemos que demostrar de una vez por todas que somos una familia humana”, ha señalado al hilo del documento el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y máximo responsable de la comisión vaticana del coronavirus.
Para el presidente de la Academia Pontificia para la Vida, Vincenzo Paglia, es tiempo de “desarrollar una ética de riesgo y solidaridad, dirigida a proteger a los más vulnerables de la sociedad”. Mano a mano, Bruno-Marie Duffe, secretario del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral, considera que “estamos en un punto de inflexión en la pandemia de Covid-19 y tenemos la oportunidad de empezar a definir el mundo que queremos ver después de la pandemia”. Augusto Zampini, aecretario adjunto del Dicasterio, “es el primer paso que deben dar los líderes mundiales en su compromiso con la equidad y la justicia como principios para construir un mejor mundo post-Covid”.