La Iglesia colombiana ha encarado muchos desafíos durante este pandémico año. El Covid-19 solo ha agudizado la gran brecha social en un país en los que aún persisten los ‘surcos de dolores’. Vida Nueva presenta las nueve noticias que han marcado a los miembros de la Iglesia en este año 2020.
Cuando los contagios en China comenzaban a repuntar a inicios de 2020, la Iglesia Colombiana, a través de la vida religiosa, pedía “evitar una nueva masacre” como la vivida en 2002 en Bojayá, inclusive vino muy a propósito la visita del papa Francisco en 2017 cuando celebró el Encuentro de oración por la reconciliación nacional ante el ‘Cristo mutilado’ en esta región.
Pese a las medidas de confinamiento, la violencia en las regiones del país recrudeció. Siguieron las masacres. Los obispos y distintas instancias como Cáritas, la Comisión Nacional de Conciliación, Comisión de la Verdad y Servicio Jesuita a Refugiados alzaron su voz y estuvieron al lado de quienes más han sufrido los estragos del conflicto armado. La paz pende de un hilo.
La crisis de Venezuela ha afectado también a Colombia. Para octubre de 2020 las autoridades migratorias han contabilizado 1.800.000 venezolanos en situación regular. Por ello a inicios de enero los obispos de la frontera colombo venezolano sostuvieron un encuentro a finales de enero para analizar los escenarios.
Los prelados fueron convocados por la sección Migrantes y Refugiados del Vaticano, adscrita al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Una comisión de alto nivel conformada por cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, acompañó esta iniciativa.
Además estuvieron presentes el sacerdote Fabio Baggio, subsecretario de la sección Migrantes y Refugiados; Aldo Giordano, nuncio apostólico en Venezuela y Luis Mariano Montemayor, nuncio apostólico en Colombia.
Luis José Rueda, el más pequeño de los obispos como él mismo ha dicho, en plena emergencia sanitaria se convirtió en el obispo número 46 en dirigir la gran arquidiócesis de Bogotá, en relevo del cardenal Rubén Salazar, quien se fue a retiro por edad.
Su talante lo ha llevado a ser el principal portavoz de la construcción de la paz y reconciliación en Colombia; ha dirigido su mensaje de cercanía con quienes buscan condiciones de vida digna, de justicia. En diversas ocasiones ha salido de su despacho arzobispal a compartir con habitantes de calle.
En su momento ha dicho a Vida Nueva sentirse sorprendido por esta designación hecha por Francisco. Su apuesta ha sido por una Iglesia sinodal, Pueblo de Dios y servidora de todos
El grupo SM en Colombia, junto con la Conferencia Episcopal, Confederación Nacional Católica de Educación (Conaced) y fundación SIGE, realizaron una investigación que revela el estado de las escuelas católicas en el país.
En este trabajo han participado un total de 13.361 familias, 22.772 estudiantes, 2.961 docentes, 471 directivos y 162 colegios. Es la primera vez que se hace una investigación de este tipo en las escuelas católicas colombianas.
En el corazón de los colombianos quedará Johana Rivera Ramos, de 33 años de edad, religiosa de las Franciscanas de la Inmaculada, quien había sido ingresada a la Clínica Madre Bernarda el 23 de marzo y se convirtió en la primera monja –y la más joven– víctima del coronavirus.
“Entregó todo. Su fallecimiento es el culmen de lo que fue toda su vida. Como Jesús, murió en la cruz, en esa que nos da tanto temor a los que vivimos en estos tiempos difíciles, pero tiempos de gracia y salvación”, ha expresado Jorge Jiménez, arzobispo de Cartagena, en un homenaje póstumo.
En una decisión sin precedentes y plausible, que ratifica la posición de la Iglesia contra la cero tolerancia a los abusos, Oscar Urbina, arzobispo de Villavicencio y presidente de la conferencia episcopal, suspendió a 19 sacerdotes acusados de delitos sexuales contra menores.
El prelado inició un proceso de investigación y decidió Ad Cautelam la suspensión del ministerio a 19 presbíteros, que estaban implicados en una red de abusadores en esa jurisdicción eclesial, por lo cual ha aplicado la máxima: “Escuchar primero a las víctimas”.
La muerte de Juan Sebastián conmocionó al país entero. Se trata de un caso de aborto pseudolegalizado, donde las denuncias de Juan Pablo Medina, padre de la criatura, fueron ignoradas por un prestador de servicios de salud, que al final decidió practicar la interrupción del embarazo de siete meses a la pareja del hombre.
La Conferencia de Obispos se solidarizó con el denunciante alegando “hemos visto perplejos como las instituciones de este país no garantizaron los derechos del padre que con persistencia y tenacidad luchó por la vida de su hijo”.
Una implacable ola invernal y el paso de los huracanes Iota y Eta dejaron destruidas gran parte de las regiones del pacífico, caribe e insular, ya azotadas por el coronavirus. Miles de damnificados. Allí siempre estuvo presente la mano de la Iglesia para vivir la solidaridad con quienes perdieron todo.
Para ello dispuso de mecanismos de atención a esta emergencia por medio de Cáritas, presente en las jurisdicciones eclesiásticas y, sobre todo, de los Bancos de Alimentos, que este año 2020 logró llegar a más de 1 millón de familias.
Los obispos de Cartagena y de Santa Fe de Antioquia, así como las diócesis de Quibdó y de Istmina-Tadó, y el vicariato apostólico de San Andrés y Providencia, alertaron sobre la gravedad de la crisis.
El Covid-19 no conoce de investiduras. El 26 de noviembre Oscar Urbina, presidente de la Conferencia de Obispos de Colombia, fue ingresado a una clínica en Villavicencio y luego trasladado a Bogotá tras presentar un cuadro respiratorio por contagio de coronavirus.
Desde entonces se han realizado jornadas de oración por el arzobispo y por todos aquellos que han padecido esta enfermedad. Fuentes de la Conferencia Episcopal consultadas por Vida Nueva han señalado que Urbina ya se encuentra estable y ha regresado a Villavicencio.