El Vaticano podría ser el primer estado del mundo libre de coronavirus

El Vaticano podría ser el primer estado del mundo libre de coronavirus

Una remesa de cerca de 10.000 vacunas contra el Covid-19 fabricadas por Pfizer llegarán al Vaticano el próximo lunes 11 de enero y, pocos días después, comenzarán las vacunaciones, que podrían convertir al pequeño Estado en el primer país del mundo libre de coronavirus. Fuentes de la Santa Sede confirmaron a Vida Nueva la fecha en que se espera recibir estos fármacos, que precisan de dos dosis para cada paciente.



La campaña de vacunación, que se desarrollará en el zaguán del Aula Pablo VI, prevé la inoculación de los sueros a unas 5.000 personas. Los últimos datos señalan que son 4.730 los residentes en la Curia y trabajadores en activo o jubilados adscritos al Fondo de Pensiones Vaticano. A esa cifra hay que sumar los familiares directos de los asalariados, así como los cardenales y prelados a los que no se considera empleados.

Grupos prioritarios

El pasado sábado, el Vaticano publicó un comunicado en el que informó de que había comprado un refrigerador especial, capaz de almacenar las vacunas a una temperatura “ultrabaja”, y precisó que la prioridad para recibir los sueros la tendrán el “personal sanitario y de seguridad, los adultos mayores y el personal que más frecuentemente está en contacto con el público”.

No mencionaba la nota si el papa Francisco, que el mes pasado cumplió 84 años, será el primero en ser vacunado. En la categoría de personas con prioridad para que se le inocule el fármaco también entra su antecesor, Benedicto XVI, que tiene 93 años. Las vacunas serán administradas por “personal médico y de enfermería cualificado” y siguiendo las recomendaciones sanitarias contra la pandemia.

Sin células abortivas

El pasado 21 de diciembre, el Vaticano trató de zanjar el debate existente en círculos ultraconservadores, donde se sostiene erróneamente que las vacunas se elaboran con células provenientes de abortos, animando a los fieles a que se las pusieran porque resultan “moralmente aceptables”. La aclaración vino con una nota publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe firmada por su prefecto, el cardenal jesuita español Luis Ladaria, en la que se afirma que con estos fármacos resulta “remota” la cooperación con la interrupción voluntaria de un embarazo.

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