“En nombre de San Francisco, permitan que haya perros y gatos en los edificios del Vaticano”. Esta ha sido la petición que ha hecho al Papa el Órgano Nacional de Protección Animal (ENPA). Con ella, apelando a que el Pontífice ha tomado el nombre del santo de Asís, conocido por su profunda vinculación con la naturaleza, el organismo le ha pedido a Francisco que cambie un reglamento de 1976 que prohibe que haya animales en los edificios propiedad de la Santa Sede.
Tal como recoge La Repubblica, entre pautas como la prohibición de “dejar los grifos abiertos” o “instalar toldos u otras cubiertas en balcones y terrazas sin que haya sido notificado el arrendador”, también se establece que está prohibido “tener perros u otros animales” en estos inmuebles.
Para el ENPA, esta insensibilidad hacia las mascotas no debe ser propia de Bergoglio por el hecho de haber adoptado el nombre de Francisco, protector de los animales. Por ello, Carla Rocchi, presidenta nacional del ENPA, ha escrito al Papa “para traer este problema a la atención de Su Santidad, que lleva a la separación forzada de los seres queridos, especialmente en este triste momento de pandemia”.
“Su sensibilidad”, continúa Rocchi, “se ha subrayado por el nombre que eligió para sí mismo cuando ascendió a la Cátedra de Pedro, continuando la atención del santo de Asís a todas las criaturas del Señor”. Asimismo, se muestra convencida de que el Papa “querrá acabar con este anacronismo del pasado que estamos seguros que no refleja el sentimiento y la profundidad de su alma”.