“La política de laicidad es indispensable para la democracia, porque es el antídoto frente al monismo de valores, la pretensión de verdad única o la superioridad moral, que inevitablemente devienen en fanatismo, dogmatismo y ausencia de libertad”. Es el recordatorio que con el comienzo de este 2021 ha hecho José Manuel Rodríguez Uribes, ministro de Cultura, como secretario ejecutivo de Laicidad del PSOE a las agrupaciones provinciales del partido. Una amplia misiva en el que repasa en la historia de la ideas como “la laicidad es, en efecto, la ‘religión de la libertad’”.
Uribe apuesta por una “neutralidad institucional” entre Estado e Iglesias que, “paradójicamente, no es pasiva ni equidistante, sino activa y comprometida con la libertad, incluida, claro está, la libertad de conciencia, religiosa y de cultos” potenciando todo lo relacionado con la “autonomía moral de todas las personas”. Fuente de tolerancia, “igualdad, respeto mutuo y dignidad humana”, el ministro defiende que esta libertad “no admite injerencias injustificadas del Estado ni de las distintas confesiones religiosas” en sintonía con el humanismo y la Modernidad.
Para Uribe, “la laicidad moderna en la que creemos los socialistas” es aquella en la que “no hay creencias, ideologías o comprensiones del bien o de la salvación por encima de la conciencia individual, de la autonomía moral de cada hombre y de cada mujer”. Por lo tanto, “la laicidad representa así la negación del imperialismo moral o cultural, también del machismo y de cualquier forma de dominación o de abuso incluido el de origen patriarcal. El feminismo encuentra en la laicidad su mejor aliado para favorecer el dominio propio, individual o colectivo, de todas las mujeres y la universalidad de los derechos humanos, por consiguiente, también”, razona.
Desde este marco teórico, señala que los socialistas están trabajando en cuestiones como “avanzar en un mapa de inmatriculaciones de la Iglesia Católica”, ha alabado el hecho de que no hubiera símbolos religiosos cuando Pedro Sánchez ha prometido el cargo, el “acto de civil” en homenaje a las víctimas del COVID o las reuniones con las confesiones minoritarias; así como el impulso de la reciente ley de la eutanasia.
“La autonomía moral de todas las personas en una sociedad laica y respetuosa con la conciencia individual alcanza también al momento final de la vida”, defiende el ministro. “No hay vida digna sin muerte digna”, sentencia subrayando que la nueva ley respalda este “derecho fundamental”.
La nueva ley de educación, la Ley Celaá, también es un avance “al eliminar la obligación de cursar una materia alternativa a la religión y que su evaluación no cuente en los procesos de acceso a la universidad ni para la obtención de becas”. Medidas que suponen “un importante paso hacia esa España civil por la que trabajamos los socialistas”. Hito que compara a leyes como la del divorcio, el aborto o el matrimonio homosexual.
José Manuel Rodríguez Uribes confirma que con la Conferencia Episcopal Española “se acordó no sólo revitalizar los trabajos de la Comisión Mixta (prevista en los Acuerdos con la Santa Sede) como espacio de diálogo institucional, sino también establecer una agenda amplia de trabajo para avanzar en un modelo que permita la colaboración y la resolución de las posibles discrepancias, abordando igualmente cuestiones de vital importancia, como la fiscalidad y los bienes inmatriculados por la Iglesia Católica”.
Con otras Iglesias y confesiones “se han tratado cuestiones de importante calado como la condena del antisemitismo por el Gobierno” o “el avance en el ejercicio de la libertad religiosa”. “Todas ellas han valorado muy positivamente los pasos que el Gobierno está dando hacia una mayor neutralidad de los poderes públicos”, destaca a la vez que indica que valoran positivamente “el cambio de la competencia desde el Ministerio de Justicia a la Vicepresidencia 1ª del Gobierno”.