De cara a las tres ejecuciones federales que se tienen programadas para lo que resta de enero, los obispos de Estados Unidos hicieron un llamado a la administración de Donald Trump para que se detengan, así como al nuevo congreso y a la administración de Joe Biden para que deroguen la pena de muerte en la ley federal.
La petición fue hecha por el arzobispo Paul S. Coakley, de la arquidiócesis de Oklahoma, y presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), así como por el arzobispo Joseph F. Naumann, de la arquidiócesis de Kansas, presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la USCCB, a nombre de todos los obispos norteamericanos.
Los arzobispos recordaron que en el 2020, por primera vez, el gobierno federal ejecutó a más personas que los cincuenta estados juntos. Por ello, expresaron: “renovamos nuestro llamamiento constante al presidente Donald Trump y al fiscal general interino Jeffrey A. Rosen: detengamos estas ejecuciones”.
El próximo 20 de enero, en Estados Unidos habrá un nuevo congreso y entrará en funciones la administración Biden, y para los obispos de ese país, este tema debe ser considerado por las nuevas autoridades como un tema urgente:
“Ya es hora de abolir la pena de muerte de nuestras leyes estatales y federales, y hacemos un llamado al nuevo Congreso y al presidente electo Joe Biden para que hagan de esto una prioridad”.
Y en caso de que la administración Trump no declare, en los días que les restan, una moratoria sobre las ejecuciones federales y conmute las actuales sentencias de muerte federales por penas de prisión, los obispos buscarán que sea Biden quien lo haga.
Los obispos llamaron al congreso entrante a considerar “la terrible pérdida sufrida por las familias de las víctimas, y redirigir los recursos que actualmente se destinan a las ejecuciones para brindar asistencia compasiva y profesional a las familias de las víctimas.
“Cada persona ha sido creada a imagen y semejanza de Dios, y animamos a todos a trabajar para eliminar la pena de muerte de nuestras leyes estatales y federales y desarrollar un mayor aprecio por la sagrada dignidad de cada vida humana“, concluye el comunicado.