La Iglesia católica de Polonia se ha propuesto retratar la realidad de los abusos. Para ello, ha encargado un análisis de la violencia sexual por parte del clero contra niños y jóvenes, cuyos resultados, logrados a partir de los datos de las diócesis y órdenes religiosas sobre casos ocurridos entre 1950 y 2018, se presentaron ayer, 13 de enero.
Los resultados son claros: el perfil del sacerdote abusador es de un hombre entre 30 y 40 años, y con una “gran inmadurez psicosexual”. Por otro lado, el periodo de abuso tiene una media de duración de unos dos años y medio. Asimismo, el estudio muestra otra realidad: hasta 1950, la mayoría de las víctimas eran hombres, aumentando la cifra hasta 2010, cuando había casi tantas niñas como niños. La mayor parte de las víctimas son, además, adolescentes entre 15 y 18 años.
El responsable de protección infantil de la Conferencia Episcopal de Polonia, el arzobispo primado Wojciech Polak, fue el impulsor de esta iniciativa y, por ello, encargado de pedir este análisis al Instituto de Estadística de Varsovia. Pero no será el único. De hecho, tal como afirmó el coordinador eclesial de protección infantil, Adam Zak, al presentar el análisis, el objetivo principal es tener cada vez más datos para trabajar en la prevención.
Asimismo, destacó que “cada vez está más claro que la causa de la mayoría de estos crímenes no es un trastorno de la preferencia sexual de los perpetradores en forma de pedofilia, sino su gran inmadurez psicosexual”. Según los archivos de la Iglesia polaca, desde 1950 382 sacerdotes y religiosos abusaron, presuntamente, de menores.