Asia

Irak reza por el viaje del Papa: “Señor, concede a Francisco salud y seguridad para llevar a cabo la visita”





Estos días, al final de cada misa cristiana en Irak se reza una oración: “Señor Dios nuestro, concede al papa Francisco salud y seguridad para llevar a cabo con éxito esta visita tan esperada”. Y es que, el hecho de que el Papa pudiera acudir a su encuentro es un bálsamo para las pequeñas comunidades cristianas del país, hasta hace poco cruelmente azotadas por la persecución religiosa del Estado Islámico.



Precisamente por eso la oración menciona también los esfuerzos de Francisco para fomentar el diálogo interreligioso y las relaciones fraternas, consolidando la paz, “especialmente para nosotros los iraquíes que hemos pasado por situaciones dolorosas que afectaron nuestras vidas”.

Sin embargo, el Papa no tiene del todo claro que pueda ir a Irak el próximo mes de marzo, aunque por esas fechas él ya estaría inmunizado frente al coronavirus, pues ya le ha sido administrada la primera dosis de la vacuna. De hecho, el pasado domingo reconocía en una entrevista con Canale 5 que la pandemia del Covid-19 le ha dejado “enjaulado”, obligando a cancelar varios viajes que estaban ya en la agenda y que tenían como destino Papua Nueva Guinea e Indonesia. “En conciencia yo no puedo provocar aglomeraciones, ¿no? Ahora no sé si el próximo viaje a Irak se hará. Ha cambiado la vida. Cerrada. Pero el Señor nos ayuda siempre a todos”, explicó el Papa.

Un viaje por la fraternidad

El viaje a Irak, anunciado por la Santa Sede el pasado mes de diciembre, está previsto para producirse entre el 5 y el 8 de marzo. El programa inicial del viaje contempla etapas en Bagdad, Erbil, Mosul, Qaraqosh y la llanura de Ur, un lugar ligado a la memoria de Abraham.

Francisco tendría previsto visitar las zonas que estuvieron ocupadas por el grupo yihadista Estado Islámico, donde todavía hay presencia de comunidades cristianas pese a la persecución religiosa. El viaje, si finalmente tiene lugar, podría además incluir una etapa en Nayaf. En esta ciudad santa para los musulmanes chiíes el Pontífice se reuniría con el ayatolá Ali Al-Sistani, líder religioso para esa comunidad mayoritaria en Irak, y firmar con él el Documento sobre la Fraternidad Humana.

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