Shobha Dsouza es uno de los mejores ejemplos de que ‘Spiritus Domini’ encarna en la oficialidad una de las prácticas que, afortunadamente, llevaban muchas décadas asentadas en el alma de la Iglesia: mujeres en el altar para servir como lectoras o acólitas.
Y es que esta india, religiosa de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, ha vivido buena parte de su vocación en torno a este especial modo de servir a la comunidad: “Empecé a leer en la iglesia desde que tenía 12 años, en mi propio idioma, el marathi”.
“Me gustaba –relata– leer en la eucaristía porque adquiría mucho conocimiento de la Biblia y la Palabra de Dios quedaba en mi corazón todo el día; entendía lo que leía y vivía la Palabra en mi vida, cada jornada. Desde esa edad sentí la llamada de leer y proclamar la Palabra”.
Muchos años después, ya consagrada, esta religiosa india ha acabado como misionera en la localidad colombiana de Guapi. Y, por supuesto, continúa alimentando su vocación: “Leo todos los días en la iglesia la Palabra de Dios. Doy gracias por esa oportunidad de proclamarla en otro idioma que también entiendo y que me ayuda a vivir durante todo el día”.
“Me siento feliz –concluye Shobha– de proclamar la Palabra, que llega a todas las personas que me escuchan. Es un privilegio ser elegida para ese ministerio y sentirme aceptada por los fieles. Por ello le doy las gracias a la Iglesia, que está abierta para que muchos fieles y yo podamos colaborar predicando la Palabra de Dios”.