Cardenal O‘Malley: “La Iglesia alienta a hacer uso de la vacuna contra el Covid tras observar sus consecuencias morales”

Sean O'Malley

“La Iglesia está observando con mucho cuidado las consecuencias éticas de esta vacuna, y quiere alentar a la gente de la importancia de hacer uso de este arma tan importante de esta pandemia”. Así lo ha subrayado el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston, analizando la cuestión de las implicaciones morales de la vacuna contra el coronavirus sobre desde la perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia



¿Tiene un cristiano la obligación moral de vacunarse? ¿Es seguro hacerlo? La Academia de Líderes Católicos Latinoamericana ha tratado de dar respuesta a estas y otras preguntas en una conferencia internacional, que ha tenido lugar en la tarde de hoy, 19 de enero, con apoyo de Vida Nueva y la participación del cardenal norteamericano, así como de expertos como Katarina le Blanc, miembro de la Pontificia Academia para la Vida y Luis Enrique García Rodríguez, ex presidente ejecutivo del Banco de desarrollo de América Latina.

“Desde el inicio de su pontificado, el papa Francisco ha expresado en múltiples ocasiones que Dios nos ha puesto en este mundo para cuidarnos los unos a los otros”, ha apuntado O’Malley. “En un mundo tan individualista y competitivo, las demandas del amor nunca parecen razonables. Pero si no nos cuidamos los unos a los otros, el enfermo morirá. El planeta morirá”, ha aseverado.

Francisco y Benedicto XVI, vacunados

Así, y haciendo referencia al los documentos ‘Reflexiones  morales acerca  de  las  vacunas  preparadas  a  partir  de  células  procedentes  de  fetos  humanos abortados’, de la Pontificia Academia para la Vida, y la ‘Nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la moralidad del uso de algunas vacunas contra la Covid-19′,O’Malley ha señalado que “el Santo Padre quiere que todos seamos muy conscientes de que, aunque vacunarse es una opción personal, no nos afecta solo como individuos, sino que afecta, de una manera más amplia, a nuestros hermanos más vulnerables”.

Y es que “hay personas que no pueden ponerse la vacuna o aun no tienen acceso a ella, y que aun pueden verse afectadas por quienes se niegan a vacunarse”. De hecho, recientemente el Papa ha dicho en una entrevista en la televisión italiana que considera que éticamente todos deberíamos vacunarnos. “La semana pasada, tanto él como Benedicto XVI recibieron la vacuna. Espero que esto de pie a que todos entendamos que, de hecho, lo ético es vacunarse”, ha dicho el purpurado.

Por otra parte, O’Malley ha recordado que “los expertos en Salud Pública han declarado públicamente que el efecto de inmunidad de grupo será más difícil de lograr si un número considerable de personas se resiste a vacunarse”, así como que “las medidas de prevención son el modo de protegernos hasta que lleguen las vacunas a todos”.

Compromiso con las madres

Sin embargo, una de las principales preocupaciones de los católicos ante esta vacuna es su posible relación con células procedentes de abortos. Ante ello, O’Malley ha asegurado que “ni el desarrollo de la vacuna de Pfizer ni la de Moderna están vinculadas directamente a líneas celulares de fetos abortados”. Pero no por ello “debiera dar la impresión de que la Iglesia es indiferente al crimen del aborto. Por ello, se opone a la utilización de líneas celulares de fetos abortados, e insta a la investigación ética”.

“El movimiento provida tiene que ver con cambios en la legislación, pero aun más con cambiar los corazones de la gente”, ha apuntado el cardenal. “La legislación a menudo se traduce en aceptar algo como que está bien. Personalmente creo que solo estamos comenzando a ver las consecuencias de la legalización de una droga de iniciación como la marihuana”, ha dicho.

“La enseñanza de la Iglesia sobre el carácter sagrado de la vida, y nuestro compromiso con los niños en el útero, debe manifestarse con nuestra implicación y ayuda a las mujeres en embarazos difíciles. Solo salvaremos a los niños si salvamos a las madres”, ha añadido. 

Implicaciones sociales

En la misma línea, la doctora Le Blanc ha explicado que “por más de 40 años se han usado líneas celulares para estudiar vacunas que han salvado millones de vidas” pero que estas, en ningún caso, provienen de “abortos que se hicieran con el fin específico de desarrollar vacunas”. Asimismo, ha asegurado que en las líneas celulares actuales “no quedan restos del tejido original, solo células modificadas y reproducidas. Pero, sobre todo, aceptar las vacunas no significa estar a favor de los abortos ni de futuros abortos”.

Por su parte, García Rodríguez ha explicado las implicaciones económicas y sociales de esta crisis, que resulta ser “la mayor crisis global de los últimos 80 años. No solo sanitaria, sino también económica, social y humana”. “Cuando uno mira los eventos de EEUU, en un país tan importante para las bases de la democracia, podemos imaginarnos lo que está pasando a nivel global”, ha apuntado.

Así, García Rodríguez ha manifestado que “la prioridad en el futuro inmediato es controlar esta pandemia. Por eso, un avance en la vacunación y el hecho de que tengan acceso a ella los pobres y los ricos, es una cuestión prioritaria”.

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