“No se fracturen, hermanos. No se fracturen. Siempre hay una posibilidad de unirse. Como siempre hay una posibilidad de aislarse y crear una actitud del corazón sectaria, fuera de la unidad de la Iglesia”. Con este contundente mensaje ha culminado el papa Francisco su mensaje a los obispos y sacerdotes venezolanos, reunidos de forma virtual entre hoy y mañana en el encuentro nacional organizado por la Conferencia Episcopal de Venezuela bajo el lema ‘Nuestros sacerdotes en la pandemia: su experiencia y ejercicio ministerial en este periodo’.
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El Papa, durante su alocución, les ha pedido que no pierdan de vista dos principios que “garantizan el crecimiento de la Iglesia si nosotros somos fieles: el amor al prójimo y el servicio de los unos a los otros”. “Estos dos principios se anclan en las dos instituciones que Jesús lleva a cabo en la Última Cena, y que son el fundamento, por decirlo así, de su mensaje: la Eucaristía, para enseñar el amor, y el lavatorio de pies, para enseñar el servicio. Amor y servicio juntos, sino, no va”, ha recalcado.
Francisco, en un fuerte llamado a la unidad, ha recordado que ser pastores de la Iglesia, también en este contexto de pandemia, “nos pide no actuar solos, aislados, autosuficientes, con agendas encubiertas. Es indispensable que volvamos siempre a Jesús, que nos reunamos en fraternidad sacramental. Él es quien nos salva, nosotros solo somos instrumentos en sus manos”.
Respaldo a la labor pastoral
Según sus palabras, “el Señor nos quiere especialistas en la tarea de amar a los demás, siendo capaces de mostrarles en la sencillez de pequeños gestos cotidianos de cariño y atención, la caricia de la ternura divina”. Y ha añadido: “Nos quiere también servidores de nuestros hermanos, pero servidores humildes, porque es Jesús quien nos envía y nos recuerda que el siervo no es más grande que su Señor, ni el enviado es más grande de quien lo ha mandado. Hay que reavivar en la vida el deseo de imitar al Buen Pastor y aprender a ser ‘siervos’ de todos, particularmente de los hermanos y hermanas menos afortunados y tantas veces descartados, y que, en este tiempo de crisis, ellos se sientan acompañados, sostenidos, amados”.
Jorge Mario Bergoglio ha aprovechado también su intervención para respaldar su labor pastoral y agradecer “el testimonio de amor y de servicio a los hermanos y hermanas venezolanos, manifestado en su atención a los enfermos, a quienes han llevado la fuerza de la palabra de Dios y la Eucaristía; manifestados en su acompañamiento al personal médico, paramédico y voluntarios que asisten a los pacientes en esta pandemia; en su diligencia por socorrer a los pobres y excluidos, por aquellos que carecen de lo necesario para sobrevivir y salir adelante dignamente”. “Gracias, gracias por todo esto”, ha recalcado mostrando todo su apoyo al Episcopado y encomendándolos a la intención de Nuestra Señora de Coromoto y de san José.