Con motivo de la celebración de la semana de oración por la unidad de los cristianos, que tiene lugar entre el 18 y el 25 de enero bajo el lema ‘Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia’, el papa Francisco animó hoy a rezar por la unidad, que “solo puede llegar como fruto de la oración”, pues “los esfuerzos diplomáticos y los diálogos académicos no bastan”.
Durante la audiencia general, celebrada sin público debido a la pandemia en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, señaló que “no bastamos nosotros solos” ni nuestras propias fuerzas para alcanzar la unidad de los cristianos. Esta es sobre todo “un don” que hay que pedir con la oración y que todos necesitamos. “De hecho, nos damos cuenta de que no somos capaces de custodiar la unidad ni siquiera en nosotros mismos”.
Francisco insistió en que está “dentro de nosotros” la raíz de muchas de las divisiones, ya sea “entre las personas, en la familia, en la sociedad, entre los pueblos y también entre los creyentes”. La solución para este problema no viene con la “oposición a alguien”, pues así solo se logra generar más “discordia”, sino cuando se le pide a Dios por medio de la oración “la paz, la reconciliación y la unidad”.
En su catequesis, el Papa invitó a los fieles a hacer examen de conciencia para descubrir que, probablemente, “hemos rezado poco, quizás nunca, por la unidad de los cristianos”. Ese objetivo, en cambio, es crucial, particularmente “en este tiempo de graves necesidades” para evitar así que “la unidad prevalezca sobre los conflictos”. Resulta “esencial” que los cristianos prosigan el camino “hacia la unidad plena y visible”.
Rezar por ese objetivo significa “luchar”, dijo el Pontífice, destacando que se produce una batalla contra “nuestro enemigo, el diablo”, que es quien divide. “El diablo, en general, no nos tienta con la alta teología, sino con las debilidades de nuestros hermanos. Es astuto: engrandece los errores y los defectos de los otros”. El arma más “a mano” que tiene el demonio es “el chismorreo”, con el que consigue “dividir a la comunidad cristiana, a la familia, y a los amigos”.
En la parte final de la audiencia, el Papa saludó a quienes sufren la pandemia del coronavirus, recordando en particular a los afectados de Manaos, en el norte de Brasil, y destacó además que el viernes 21 de enero entra en vigor el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares. “Se trata del primer instrumento internacional jurídicamente vinculante que prohíbe explícitamente estos artefactos, cuya utilización tiene un impacto indiscriminado. Golpean en breve tiempo a una gran cantidad de personas y provocan daños al medioambiente de larguísima duración”, dijo Francisco.
En su llamamiento animó a trabajar “con determinación para promover las condiciones necesarias para un mundo sin armas nucleares, contribuyendo al avance de la paz y de la cooperación multilateral, que tanto necesita hoy la humanidad”.