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El funeral por Rubén y David, los fallecidos en la explosión de La Paloma: “Eran dos verdaderos amigos en Jesucristo”





“Este es un momento de dificultad: tener que rezar por un hermano difunto y por un amigo difunto”. Con estas palabras arrancaba ayer por la tarde su homilía, Pablo Pérez Ayala, hermano de Rubén, el sacerdote muerto la explosión del complejo parroquial de la Virgen de la Paloma. Más de 80.000 personas siguieron por YouTube un funeral que se celebró por los dos fallecidos con las pertinentes medidas de restricción de aforo en la parroquia madrileña de Santa Catalina Labouré, a la que asistieron la familia más directa, sus comunidades del Camino Neocatecumenal y las de sus padres.



Al comenzar la eucaristía, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ofreció un responso por el alma de los fallecidos.  Los féretros de Rubén y David estaban cubiertos por una palma. Además, en el del sacerdote estaba su casulla y su Biblia, que encontraron entre los escombros.

Pablo, el hermano del sacerdote fallecido, durante el funeral de Rubén y David

Pablo presidió una eucaristía en la que explicó que los dos fallecidos eran “hermanos de comunidad con un vínculo todavía más profundo: eran dos verdaderos amigos, con una amistad fundada en Jesucristo, no en el pecado”. “Hablando con Sara y con mis padres, les decía: tienen que estar juntos, hay que velarles juntos”, apuntó.

Ante lo sucedido, detalló cómo se podría pensar que “el Señor se ha equivocado y su proyecto le ha salido mal”. “Podemos pensarlo, cuando veo a mi hermano con 36 años, con una vida por delante, y solo le ha dado siete meses de presbiterado”, admitió, para apuntar después que se trata de “un misterio enorme”. Pablo recordó además cómo ayer se cumplían siete meses de la primera misa de Rubén. En este sentido, subrayó como en aquella primera homilía mostró la certeza de que “el Señor no lo iba a abandonar”.

Cristo ha vencido

“Hoy celebramos que Jesucristo ha vencido a la muerte”, destacó el sacerdote, que desveló en su alocución que eligió las lecturas de las exequias con la esposa del laico fallecido. “Sara me ha pedido que leyéramos como primera lectura la de su boda”, comentó.

El cardenal Osoro, durante las exequias en la parroquia de Santa Catalina Labouré

En una homilía cargada de referencias personales debido precisamente a esa relación estrecha de la familia de los dos fallecidos, el sacerdote recordó una peregrinación conjunta que realizaron a Holanda, recién casados y Sara, recién embarazada. De la misma manera, durante la eucaristía que fue retransmitida por vía online, también comentó su conversación con las hijas de David: “Papá nos va a cuidar desde el cielo”. “Los niños tienen más fe que nosotros. Mis sobrinos ha preguntado si su tío Rubén se había llevado el teléfono al cielo. No le hace falta el teléfono, le vamos a poder llamar porque vamos a estar en una comunión perfecta”, añadió.

 

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