“Estamos con vosotros y nos oponemos a cualquier forma de violencia, intimidación o acoso dirigido a vosotros”, señala un grupo de obispos en una declaración contra la discriminación a los jóvenes LGTB
“Dios os creó, Dios os ama y Dios está de vuestro lado”. En estos términos de dirige un grupo de obispos católicos de Estados Unidos en una declaración dirigida a los jóvenes LGBT. Un manifiesto encabezado por prelados como el cardenal Joseph Tobin, arzobispo de Newark, o el arzobispo de Santa Fe, John Wester. “Como observaos en los Evangelios, Jesucristo enseñó el amor, la misericordia y la acogida a todas las personas, especialmente a las que se sentían perseguidas o marginadas de alguna manera”, señalan en este texto publicado por la Fundación Tyler Clementi que lucha contra el acoso y la discriminación en escuelas, trabajos y comunidades religiosas.
Los obispos señalan además que “el Catecismo de la Iglesia Católica enseña que las personas LGBT deben ser tratadas con ‘respeto, compasión y sensibilidad’”. “Todas las personas de buena voluntad deberían ayudar, apoyar y defender a los jóvenes LGBT, que intentan suicidarse a un ritmo mucho mayor que sus homólogos heterosexuales; que a menudo se quedan sin hogar debido a que sus familias los rechazan; que son rechazados, intimidados y acosados; y que son objeto de actos violentos a un ritmo alarmante”, denuncia el comunicado.
“La Iglesia católica valora la dignidad dada por Dios a toda vida humana y aprovechamos esta oportunidad para decir a nuestros amigos LGBT, especialmente a los jóvenes, que estamos con vosotros y nos oponemos a cualquier forma de violencia, intimidación o acoso dirigido a vosotros”, señalan.
La lista de obispos de esta declaración, impulsada con la colaboración del jesuita James Martin, no está cerrada ya que pueden adherirse prelados de todo el mundo. Entre los que han secundado el texto están el obispo Steven Biegler de Cheyenne y el obispo Edward Weisenberger de Tucson, así como dos obispos auxiliares eméritos, el obispo Thomas Gumbleton de Detroit y el obispo Dennis J. Madden de Baltimore.