Poco antes de que el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, presentara este martes su dimisión al haber perdido la coalición que sostiene al Gobierno la mayoría parlamentaria, el cardenal Gualtiero Bassetti, presidente del episcopado italiano, analizaba la crisis política que vive el país en su discurso de apertura del Consejo Episcopal Permanente.
“Auspiciamos que la clase política colabore al servicio de los ciudadanos, hombres y mujeres que, cada día, en toda Italia, trabajan en silencio”, comentó el arzobispo de Perugia-Città della Pieve, que deseó que se alcance “una solución” que permita responder a los distintos problemas que sufre Italia, partiendo de la pandemia y sus terribles consecuencias sociales y económicas. Los próximos meses “serán cruciales para la reconstrucción del sistema-país”, dijo Bassetti, en declaraciones recogidas por la agencia Sir.
“Vacunas para todos”
El purpurado aseguró que los obispos siguen con “atención y preocupación” la actual fase política, que exige una respuesta “de comunión y corresponsabilidad” para “sanar las diversas fracturas” que está provocando el coronavirus. Aunque el episcopado italiano respaldó mayoritariamente la continuidad del Gobierno de Conte la semana pasada, cuando tuvo lugar la moción de confianza en el Parlamento, Bassetti afirmó este martes que la Iglesia “no está de este o de aquel lado”, pues lo que realmente le importa es “el bien de las personas, que son las que sostenemos a nuestro país”.
Los obispos italianos tienen la obligación de ser altavoz de las “múltiples fragilidades” existentes en la sociedad y que se han agravado con la pandemia. “Nadie debe ser dejado solo”, subrayó el presidente del episcopado, que pidió que las vacunas contra el Covid-19 estén disponibles “para todos”. Al hablar sobre esta cuestión criticó a los antivacunas, destacando que se debe saber distinguir “entre una investigación científica y una opinión fruto de las redes sociales”.