Finalmente ha llegado la despedida definitiva como arzobispo metropolitano de Minsk-Mogilev, Tadeusz Kondrusiewicz, cuya renuncia aceptó el papa Francisco el pasado 3 de enero 4 meses en el exilio y volver a Bielorrusia por Navidad. Y ha sido en forma de eucaristía, que celebró, como explica Asia News, junto con el administrador apostólico Kazimierz Welikosielec, quien asume temporalmente sus funciones al frente de la archidiócesis.
Kondrusiewicz regresaba a Bielorrusia el pasado 23 de diciembre, después de que las autoridades de al antigua república soviética comunicasen que no veían “ningún obstáculo” para que el arzobispo exiliado pudiera volver a su país después de 4 meses sin poder traspasar la frontera.
En el discurso de apertura de la celebración Kondrusiewicz agradeció a los fieles, entre lágrimas, la solidaridad mostrada ante su situación en los últimos meses, en los que no podía “acceder a su tierra natal”. El ex arzobispo de Minsk explicó –interrumpido por los aplausos y lágrimas de los presentes– que se quedará en Bielorrusia, donde continuará ejerciendo su ministerio sacerdotal.
“¡Solo la verdad nos hará libres!”
“Querido hermano, no temas despegar ante los desafíos que aguardan a nuestra Iglesia, los desafíos que aguardan a nuestra patria. No tenga miedo de profundizar en los problemas que enfrentamos, como sociedad y como persona”, le dijo a su sucesor. “No temas anunciar la Palabra con fuerza a los que tienen el poder y a los que no lo tienen, a los que han estudiado mucho y a los muy sencillos, a los mayores y a los jóvenes, a los sanos y enfermos, a los que están libres y a los que no. La gente quiere escuchar esta palabra viva de Dios que trae la verdad, ¡porque solo la verdad nos hará libres!”.
La primera semana de septiembre Kondrusiewicz, también presidente de la Conferencia Episcopal de Bielorrusia, denunció que el 31 de agosto que se le había negado la entrada a su país, sin que los soldados de la frontera le dieran ningún tipo de explicación. El prelado denunció entonces que la situación le impedía “ejercer el ministerio pastoral y participar en los actos eclesiales programados”.
La situación hizo que el papa Francisco enviase al arzobispo Paul Richard Gallagher, secretario de Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado, a Bielorrusia tras la negativa del presidente Alexander Lukashenko a permitir la entrada en el país a Kondrusiewicz.