Luisa Toledo, exsuperiora del Carmelo de Nogoyá, fue condenada a tres años de prisión efectiva acusada de privación ilegítima de la libertad doblemente calificada por el uso de violencia y amenazas.
A poco de conocerse el hecho, desde el Vaticano habían apartado a la religiosa del cargo, y la habían derivado a un claustro en Buenos Aires, para realizar el tratamiento médico y judicial correspondiente.
La denuncia
El caso fue conocido después de una investigación periodística, en el año 2016. Dos exreligiosas habían denunciado el hecho por maltratos y torturas.
En el allanamiento al Monasterio, la madre superiora se resistió y debieron forzar el ingreso. Se secuestraron mordazas, cilicios, látigos y pequeñas fustas.
Durante el juicio, declararon más de 15 testigos: sacerdotes, familiares, religiosas compañeras de las víctimas y personal médico que las atendió oportunamente.
Según los testimonios, las monjas eran obligadas a autoflagelarse y a usar distintos métodos de violencia y castigo como mordazas y látigos, expuestas al frío o a permanecer encerradas en sus celdas por tiempo indeterminado, según las disposiciones de la Superiora. Hubo también indicios de desnutrición, de maltrato físico y psicológicos, y de privación ilegítima de la libertad.
En el año 2019, se llegó a una primera sentencia, que quedó ahora confirmada con la prisión efectiva. La exsuperiora deberá cumplir la condena en la Unidad Penal Nro 6 de la ciudad de Paraná.