Luego de que el nuevo presidente de los Estados Unidos Joe Biden firmara este 28 de enero una orden ejecutiva que permite que los fondos de los contribuyentes estadounidenses se envíen a organizaciones que promueven y brindan abortos en los países en desarrollo, los obispos de los Estados Unidos condenaron el hecho.
Desde 1984, los mandatarios del partido Republicano han bloqueado este tipo de fondos públicos destinados a financiar a organizaciones que promueven el aborto fuera de Estados Unidos; sin embargo, los presidentes demócratas, una vez que regresan al poder, los vuelven a liberar. Esto se ha convertido en una tradición.
La política revocada por Biden había logrado separar el aborto de las actividades de planificación familiar, y establecía que el dinero de los contribuyentes estadounidenses solo se destinaría a organizaciones que aceptaran brindar servicios de salud de una manera que respetara la dignidad de todas las personas.
En este contexto, el arzobispo Joseph Naumann, de la arquidiócesis de Kansas City, quién también es presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), así como el obispo David Malloy, de la diócesis de Rockford, y presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional, emitieron un mensaje.
“Es lamentable que uno de los primeros actos oficiales del presidente Biden promueva activamente la destrucción de vidas humanas en las naciones en desarrollo”, señalaron.
Salvaguardar los derechos humanos innatos
Consideraron también que la orden ejecutiva “es antitética a la razón, viola la dignidad humana y es incompatible con la enseñanza católica. Nosotros y nuestros hermanos obispos nos oponemos firmemente a esta acción. Instamos al presidente a que use su cargo para siempre, dando prioridad a los más vulnerables, incluidos los niños por nacer”.
Naumann y Malloy recordaron que como el proveedor de atención médica no gubernamental más grande del mundo, la Iglesia católica está lista para trabajar con el presidente Biden y su administración a fin de “promover la salud global de la mujer de una manera que promueva el desarrollo humano integral, salvaguardando los derechos humanos innatos y la dignidad de toda vida humana, comenzando en el útero”.
Consideraron que es urgente que el cuidado comience por asegurar que los no nacidos estén libres de violencia, “reconociendo a cada persona como un hijo de Dios”.
“Esperamos que la nueva administración trabaje con nosotros para satisfacer estas importantes necesidades“, señala el comunicado.