La Iglesia Catedral de las Fuerzas Armadas en Madrid ha acogido esta mañana del sábado 30 de enero el funeral por el arzobispo castrense Juan del Río, fallecido por coronavirus. Una celebración presidida por el cardenal arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella y que se suma a otras celebraciones organizadas para los representantes de todos los componentes de las Fuerzas Armadas, Cuerpos de Seguridad y Ministerio de Defensa, todas ellas han sido retransmitidas por el Arzobispado Castrense. En la celebración han concelebrado en nuncio Bernardito Auza y un reducido grupo de obispos y sacerdotes.
Tras la celebración –que concluyó con el conocido himno ‘La muerte no es el final del camino’–, en la intimidad familiar, el arzobispo Juan del Río –siguiendo la tradición– recibió cristiana sepultura en el presbiterio de la Iglesia Catedral de las Fuerzas Armadas. En ese mismo lugar está enterrado el cardenal José Manuel Estepa Llaurens, arzobispo emérito castrense que consagró la actual catedral del ordinariato militar.
En su homilía, el cardenal Omella confesó que “todos habíamos intensificado la oración” al conocer la noticia de la enfermedad del obispos castrense. “Este virus no perdona, no hace diferencias entre personas, condición social, religión, cultura, razas… Este virus nos ha unido a todos en la fragilidad, nos ha recordado a todos nuestra condición vulnerable”, apuntó. “El virus nos hace recordar que estamos en manos de Dios y Él sabe sacar fuerza de la debilidad”, añadió.
El purpurado ha pedido por las dificultades de la archidiócesis castrense para “que experimente esa paz que Tú les diste a los apóstoles cuando se vieron zarandeados por las aguas del lago de Galilea”. Su acompañamiento a las Fuerzas Armadas y a los Cuerpos de Seguridad la subrayó con el lema del obispo del Río, “La obra de la justicia será la paz”, cita de Isaías, que también le impulsó a crear la Cáritas Castrense o en las labores de los militares durante la pandemia, destacó Omella. “Trabajó en esa hermosa labor humanitaria de poner paz y solidaridad en todos los lugares del mundo y de la sociedad”, subrayó.
Pensando en los familiares y amigos, así como los miembros de la diócesis “que el señor os compense por todo el cariño con el que habéis acompañado a vuestro arzobispo en la salud y en la enfermedad. Gracias por vuestro testimonio y generosa entrega”. “Que este buen pastor, su Dios, su Bien, le acoja en la vida eterna. Hermano Juan del Río descansa en paz en los brazos del Señor. Amén”, concluyó.
El nuncio leyó, al final de la celebración, un telegrama con el pésame del papa Francisco a la familia y a los files diocesanos. Bergoglio lo define como “abnegado pastor” y alabó “su dedicación y trabajo” en el ministerio episcopal. También transmitió el mensaje de los Reyes de España al pontífice. El nuevo ordinario militar Carlos Jesús Montes –hasta ahora vicario general de la archidiócesis– agradeció la muestras de cercanía recibidas en la última semana y transmitió un mensaje en nombre de la familia.