El cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, ha publicado este domingo, 31 de enero, un mensaje con motivo de la jornada número 68 dedicada a los enfermos de lepra –enfermedad de Hansen– que en esta edición tiene el lema: “Combatir la lepra”, un combate que es algo más “algo más que una simple lucha, a nivel médico” ya que sigue el “estigma social que acompaña a esta difícil enfermedad y, en última instancia, contempla una recuperación integral de la persona humana”.
La dimensión social
Turkson pide recordar a los leprosos del evangelio y cómo Jesús “les respondió curándolos”. “Cuando en el Evangelio se narra que Cristo sana al hombre enfermo de lepra, Éste aplica el bálsamo de la dignidad humana además del remedio físico. Se convierte en un hecho que afecta a toda la persona y cuyas consecuencias tienen un gran alcance”, comenta.
“Dios desea sanar a todas las personas y a toda la persona. La salud integral abarca también la dimensión personal y social; incluye tanto la naturaleza espiritual de la persona como la física”, reivindica el purpurado. Y es que señala, Turkson, si bien los tratamientos médicos son muy eficaces, “la atención sanitaria, además de tratar las dolencias físicas de la persona, debe también tener en cuenta las dimensiones sociales y psicológicas. La salud integral implica la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación, para mejorar el equilibrio y bienestar físico, psíquico, social y espiritual de la persona”, añade.
Acabar con el estigma
“Promover la inclusión de todas las personas en la sociedad y garantizar la integración en la comunidad, seguirán siendo prioridades. Además, el apoyo financiero y las oportunidades para participar activamente en el lugar de trabajo y en la vida económica son esenciales para las personas afectadas por la lepra y sus familias”, se reclama en el mensaje.
“La salud integral es también un imperativo para las personas afectadas por la lepra, para su bienestar mental, ya que se puede demostrar que la lepra repercute significativamente en la participación social y la salud mental, además de causar discapacidades físicas”, reclama.
“No todos tendrán las habilidades o la experiencia necesaria para curar físicamente la enfermedad de Hansen, pero todos serán capaces de promover esa cultura del encuentro que trae consigo la curación y el bienestar mental de los afectados por esta preocupante enfermedad”, exhorta el cardenal. Quienes combaten la lepra, “nos muestran, de manera muy práctica, que la lepra se puede curar, que el encuentro humano puede acabar con el estigma y que el bienestar mental es una parte esencial de la salud integral”, concluye.