España es el segundo país de Europa con más religiosos: 37.286 miembros –tres cuartas partes son mujeres– repartidos en 4.641 comunidades –3.322 femeninas y 1.319 masculinas–. No obstante, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) certifica que España ha perdido 5.000 religiosos en los últimos cuatro años. La Vida Religiosa en nuestro país pierde una media de 1.200 miembros cada año, sobre todo debido a fallecimientos, una cifra que se habría multiplicado en 2020 por la pandemia. De hecho, hasta septiembre del pasado año, al menos 400 religiosos habían fallecido por Covid-19.
“Muchos fallecen porque la edad es muy alta, otros lo dejan, pero la gran mayoría es por fallecimientos. Y ha habido un incremento grande por el Covid, puede que esos 1.200 se hayan multiplicado”, ha explicado el secretario general de la CONFER, Jesús Miguel Zamora, a Europa Press. Y es que no se han recopilado aún datos de la segunda y tercera ola de coronavirus.
“La pandemia ha afectado mucho a las congregaciones desde el punto de vista de los fallecimientos. Ha habido muchos en el seno de la vida consagrada, eso hace vivir la situación con cierto miedo y dolor”, ha indicado Zamora. Si bien, también lo han vivido “con mucha esperanza”, porque su vida “se sustenta en la fe”. Por ello, considera que, a pesar de todo lo malo, la Vida Religiosa también ha salido “fortalecida” de la pandemia y ha “multiplicado” su servicio a las personas enfermas, solas y todos aquellos necesitados.
Vocaciones Covid
Por otro lado, Zamora no cree que la pandemia haya obligado a los jóvenes a aparcar su vocación, pues el número de novicios se ha mantenido estable con respecto a años anteriores, alrededor de unos 300, de los cuales, 215 son mujeres. “Por esta situación más conflictiva, ha habido jóvenes que se han preguntado por el sentido de la vida y han decidido decir sí al Señor”, ha apuntado. Muestra de ellos son los testimonios de hombres y mujeres recopilados en el último número de Vida Nueva.
La Iglesia celebra mañana 2 de febrero la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que la CONFER espera que “suponga también para todos acoger y hacer vida, con todas nuestras fuerzas, las palabras del papa Francisco: soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos. Que vivir así, soñar con este sueño, haga cada vez más de nuestra vida una parábola transparente de la fraternidad que Dios quiere”.
