Los obispos de Yangon han pedido a los fieles que recen por la paz y a los consagrados que velen por la seguridad del pueblo
Después de un fin de semana de tensiones, Myanmar amanecía hoy, 1 de febrero, bajo un golpe de Estado militar. La presidenta, Aung San Suu Kyi, así como otros líderes políticos han sido detenidos justo el día en el que se tenía que haber establecido el Parlamento tras ganar las elecciones del pasado noviembre.
Ante esta “difícil y crítica para el futuro del país”, en un comunicado recogido por la Agencia Fides, el obispo auxiliar de Yangon, John Saw Yaw Han, ha pedido a los fieles “vivir con espíritu de vigilancia y oración por la paz”. Por su parte, el cardenal Charles Maug Bo, arzobispo de Yangon, que se encuentra de visita pastoral, se ha puesto en contacto con su diócesis por medio de un mensaje, animando a los fieles “a vivir este delicado pasaje de la vida nacional con la máxima prudencia”.
Además, a los sacerdotes les anima a “estar vigilantes y controlar a las personas que ingresan al recinto de la Iglesia, por razones de seguridad”, así como a no emitir “declaraciones individuales” que pudieran ser “conflictivas y generar más incertidumbre y desconcierto”.
Del mismo modo, el arzobispo ha invitado a los sacerdotes “a velar por los servicios litúrgicos, animando a todos los fieles a rezar intensamente por la paz en Myanmar”. Además, ante la incertidumbre sobre cual será la realidad social de las próximas semanas, ha instado a los párrocos a “proveer a las reservas de alimentos para evitar desabastecimientos” y “cuidar también los stocks de medicamentos, para cada necesidad de salud de las personas”.