Mañana se celebrará la Primera Jornada Internacional de la Fraternidad Humana, un evento convocado por la Asamblea General de las Naciones Unidas y que conmemora la firma en Abu Dhabi hace dos años del Documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz mundial y la Convivencia Común por parte del papa Francisco y de Ahmad Al-Tayyeb, gran imán de Al-Azhar y figura de referencia para los musulmanes sunníes.
Durante la audiencia general que presidió este miércoles en la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, el Pontífice recordó esta celebración, “destinada a promover el diálogo interreligioso e intercultural”, y animó a los países a que se unieran a ella. Comentó además que mañana participará en un encuentro virtual sobre estas cuestiones con Al-Tayyeb, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y otras personalidades.
La resolución de la ONU del pasado diciembre que estableció la Primera Jornada Internacional de la Fraternidad Humana reconoce “la contribución que el diálogo entre todos los grupos religiosos puede aportar para que se conozcan y se comprendan mejor los valores comunes compartidos por toda la humanidad”. El Papa deseó que “esta sea nuestra oración hoy y nuestro compromiso durante todos los días del año”.
La catequesis de este miércoles estuvo dedicada a la oración en la liturgia. “No existe espiritualidad cristiana que no tenga sus raíces en la celebración de los santos misterios”, dijo Francisco, para subrayar más adelante que “la liturgia, en sí misma, no es solo oración espontánea, sino algo más y más original: es acto que funda la experiencia cristiana por completo y, por eso, también la oración”. Supone, en definitiva, “un encuentro con Cristo”.
El Papa consideró que “un cristianismo sin liturgia es un cristianismo sin Cristo” y destacó que incluso en las ceremonias “más despojadas”, como las que tienen lugar en las cárceles o en las viviendas durante los tiempos de persecución religiosa, “Cristo se hace realmente presente y se dona a sus fieles”.
En su alocución, Jorge Mario Bergoglio pidió a los fieles que no utilicen la expresión “escuchar la misa”, al considerar que no es justa. “La misa no puede ser solo escuchada como si nosotros fuéramos solo espectadores de algo que se desliza sin involucrarnos. La misa siempre es celebrada, y no solo por el sacerdote que la preside, sino por todos los cristianos que la viven”, dijo, destacando que Cristo “está presente” en las celebraciones litúrgicas.