“Hoy la fraternidad es la nueva frontera de la humanidad. O somos hermanos o nos destruimos mutuamente”, ha dicho en un encuentro virtual con el Gran Imán de Al-Azhar y el secretario general de la ONU
“Es el momento de la escucha. Es el momento de la aceptación sincera. Es el momento de la certeza de que un mundo sin hermanos es un mundo de enemigos. Quiero subrayar esto. No podemos decir: o hermanos o no hermanos. Digámoslo bien: o hermanos o enemigos. Porque la prescindencia es una forma muy sutil de la enemistad”. Así de contundente se ha mostrado el papa Francisco en su videomensaje en el encuentro virtual por el I Día Internacional de la Fraternidad Humana.
El acto, organizado por el Jeque Mohammed Bin Zayed en Abu Dhabi, que coincide con el segundo aniversario de la firma del Documento sobre la Fraternidad, ha contado, entre otros, con la participación del Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb; el secretario general del Alto Comisionado para la Fraternidad Humana, el juez Mohamed Mahmoud Abdel Salam; y el secretario general de la ONU, António Guterres.
“Hoy la fraternidad es la nueva frontera de la humanidad. O somos hermanos o nos destruimos mutuamente”, ha señalado el Pontífice, recalcando una palabra clave: “Hermanas y hermanos, esa es la palabra: hermanas y hermanos”.
Para Francisco, “hoy no hay tiempo para la indiferencia. No nos podemos lavar las manos. Con la distancia, con la prescindencia, con el menosprecio. O somos hermanos –permítanme– o se viene todo abajo. Es la frontera. La frontera sobre la cual tenemos que construir; es el desafío de nuestro siglo, es el desafío de nuestros tiempos”.
Según sus palabras, “fraternidad quiere decir mano tendida, fraternidad quiere decir respeto. Fraternidad quiere decir escuchar con el corazón abierto. Fraternidad quiere decir firmeza en las propias convicciones”. Porque “no hay verdadera fraternidad si se negocian las propias convicciones”, ha afirmado.
Como ha reconocido, “somos hermanos, nacidos de un mismo Padre. Con culturas, tradiciones diferentes, pero todos hermanos. Y respetando nuestras culturas y tradiciones diferentes, nuestras ciudadanías diferentes, hay que construir esta fraternidad. No negociándola”.
Para Jorge Mario Bergoglio, “no solo hace falta una guerra para hacer enemigos. Basta con prescindir. Basta con esa técnica —se ha transformado en técnica— esa actitud de mirar para otra parte, prescindiendo del otro, como si no existiera”.
Durante su discurso, Bergoglio ha agradecido su apuesta por la fraternidad al Gran Imán de Al-Azhar. “Su testimonio me ayudó mucho porque fue un testimonio valiente. Sé que no era una tarea fácil. Pero con usted pudimos hacerla juntos, y ayudarnos mutuamente. Lo más lindo de todo es que ese primer deseo de fraternidad se fue consolidando en verdadera fraternidad”, ha dicho.
También ha mostrado su agradecimiento a Bin Zayed “por todos los esfuerzos que ha puesto para lograr seguir adelante en este camino. Creyó en el proyecto. Creyó”. Así, ha tenido palabras cariñosas para Abdel Salam, “‘l’enfant terrible’ de todo este proyecto, amigo, trabajador, lleno de ideas, que nos ayudó a seguir adelante”.
Por último el Papa ha felicitado a Guterres y a Latifa Ibn Ziaten, ambos galardonados en la segunda edición del Premio Zayed sobre la fraternidad, que el año pasado reconocía al Gran Imán y al Papa.
“Quiero felicitar al secretario general de la ONU y agradecerle todos los esfuerzos que hace por la paz. Una paz que solo se va a lograr con un corazón fraterno. Gracias por lo que hace”.
Sobre Ibn Ziaten ha dicho: “Vos jugaste tu vida por la sonrisa, jugaste tu vida por el no resentimiento y a través del dolor de perder un hijo —solamente una madre sabe lo que es perder un hijo— a través de ese dolor tú te animas a decir ‘somos todos hermanos’ y a sembrar palabras de amor. Gracias por tu testimonio. Y gracias por ser madre de tu hijo, de tantos chicos y chicas; por ser madre hoy de esta humanidad que te está escuchando y que aprende de vos”.