El pasado 1 de febrero, en el transcurso de una solemne ceremonia, los obispos franceses hicieron entrega a los representantes de la comunidad judía en Francia de una declaración de compromiso en la lucha contra el antisemitismo. Esta inédita cita entre los líderes de ambas religiones se produce en un contexto de auge de la xenofobia en el país.
Por primera vez, el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Francesa (CEF) invitaba a los más altos dignatarios del judaísmo galo en el marco de un encuentro de trabajo. Se añadía así “una piedra más al edificio de la fraternidad”, decía Moshe Lewin, rabino de Le Raincy, comuna cercana a París, vicepresidente de la Conferencia de Rabinos Europeos y consejero especial del Gran rabino de Francia, Haim Korsia.
La reunión culminó con un acto protocolario en el que los miembros del Consejo Permanente de la CEF procedieron a firmar y entregar a los rabinos la citada declaración episcopal contra el antisemitismo. Se trató de un momento “muy emotivo”, recuerda el obispo auxiliar de París y encargado de las Relaciones con la Comunidad Judía, Thibault Verny. “Llevamos meses trabajando sobre este texto –añade–, como respuesta al aumento del discurso de odio, antisemita en particular, especialmente en las redes sociales”.
La declaración no solo rechaza el antisemitismo, sino que pretende también “luchar enérgicamente contra toda forma de antisemitismo político y religioso”. Según Verny, el asunto preocupa a los católicos como “miembros de la sociedad, que no pueden permanecer indiferentes frente al auge actual de la violencia”, pero también como creyentes vinculados de forma especial a la comunidad judía.
“Como cristianos, el antisemitismo nos alcanza, no es una violencia más entre otras, porque los judíos son nuestros hermanos mayores y nuestros padres en la fe, como decían Juan Pablo II y Benedicto XVI”, insiste Thibault Verny.