África

La Iglesia continúa rezando por la liberación de sor Gloria Cecilia Narváez tras cuatro años secuestrada

La religiosa colombiana fue capturada por yihadistas vinculados a Al-Qaeda en febrero de 2017





“La Iglesia católica en Mali sigue rezando y movilizándose para conseguir la liberación de la religiosa colombiana Gloria Cecilia Narváez Argoty, que está en manos de sus secuestradores yihadistas vinculados a Al-Qaeda desde hace cuatro años”. Así lo afirmó en una entrevista con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACS), el padre Alexandre Denou, secretario general de la Conferencia Episcopal de Mali.



Las buenas noticias de la hermana Gloria llegaban en octubre de 2020 con la liberación de Sophie Pétronin, una médica francesa de 75 años, que fue secuestrada junto a la religiosa de la congregación de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada.

Rosa Julia Ibarra, religiosa de la misma congregación, con motivo de un acto organizado el pasado mes de noviembre por ACS en Bogotá, afirmó que este “es un momento difícil, es doloroso saber que sor Gloria todavía está presa y en mal estado de salud, ella que siempre se ha preocupado por la Iglesia y por la causa de los pobres. Durante los últimos cuatro años ha estado en el desierto, alternando entre 33 campamentos yihadistas. Les pido que oren por la hermana Gloria y por todos los católicos secuestrados, por los creyentes y no creyentes”.

Precarias condiciones de salud

Después del video difundido como “prueba de vida” por sus secuestradores en septiembre de 2018, la última noticia de la monja colombiana se remonta a la fecha de la liberación de Sophie Prétonin, quien, durante la conferencia de prensa en el aeropuerto militar de Villacoublay en París, anunció la posible liberación de la hermana Gloria el 5 de octubre de 2020, pidiendo que se hiciera algo urgente por sus precarias condiciones de salud.

Antes del secuestro, que tuvo lugar el 7 de febrero de 2017 por parte del Frente de Apoyo al Islam y los Musulmanes (SGIM), sor Gloria había ido a Karangasso, un territorio devastado por la discriminación y la pobreza, en el que solo una minoría de la población es católica, para llevar a cabo un proyecto de alfabetización y promoción de la mujer, que contó con la participación de 500 cristianos y musulmanes. También se hizo cargo de unos 30 niños en un orfanato y de los enfermos.

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