La Comisión Episcopal de Educación Católica expresó su posición ante el inminente inicio lectivo 2021
Los miembros de la Comisión Episcopal de Educación se dirigieron a toda la comunidad educativa (alumnos, familias, docentes, directivos, gremios y autoridades), con una declaración, para posicionarse frente al próximo inicio del ciclo lectivo.
Quisieron mostrarse cercanos y agradecer a todos los que llevaron adelante la tarea educativa durante el año 2020, que resultó generosa y sacrificada por las consecuencias de la pandemia del Covid-19. Cabe acotar que en la Argentina, las clases fueron suspendidas a mediados de marzo. Se desarrollaron luego en forma remota, y se retomó la presencialidad sólo para pequeños grupos, a mediados de septiembre.
La Comisión señaló también que este año se presenta de un modo incierto. La situación sanitaria todavía no está resuelta y conlleva varias dificultades, pero esto “no deben quitarnos el entusiasmo y la vocación para educar”.
El organismo expresó su preocupación por los sectores más vulnerables de la sociedad. Aseguraron que “ellos más que nadie necesitan de la escuela, y de un proceso de enseñanza – aprendizaje continuo y sostenido en el tiempo”.
Asimismo, avaló la presencialidad para el desarrollo del proceso de socialización. En el binomio alumno-docente es necesario para extender las virtudes sociales como la solidaridad, el respeto por el otro, la paciencia, la tolerancia, el saber compartir. “La escuela no sólo brinda conocimiento, sino que forma personas que puedan integrarse plenamente en la vida de la sociedad”, afirmó la Comisión encabezada por el Arzobispo de Rosario, Eduardo Martín.
Para la continuidad del proceso formativo y la adquisición de valores, los responsables de la pastoral educativa del país, reclamó que “los docentes sean remunerados acorde con la responsabilidad que significa ser “maestros” y tengan las condiciones adecuadas para el ejercicio de su vocación”.
“Es nuestro deseo que se retorne a la escuela, del mejor modo posible, respetando las medidas y protocolos sanitarios y con las adecuaciones edilicias necesarias para este tipo de situación”, enfatizó la Comisión Episcopal. Y agregó: “animamos a las autoridades a planificar e implementar todo lo necesario para que esto se pueda dar en las mejores condiciones. Lo necesitan los alumnos y las familias, lo necesitan los educadores”.
Reafirmaron también que es indispensable la continuidad del proceso educativo. Reconocieron que, el año pasado, muchos de los alumnos no pudieron sostener dicha continuidad por no contar con la conectividad necesaria, por inconvenientes socio-económico, o por la falta de medios tecnológicos.
Pidieron a las autoridades públicas que hagan los mayores esfuerzos para que los docentes puedan brindar a los alumnos, especialmente a los más carenciados, una evolución educativa acorde a su dignidad.
“No nos dejemos robar la esperanza frente a las dificultades, hagamos salir de nosotros mismos lo mejor, no nos arrepentiremos del sacrificio que conlleva la tarea de educar, del bien que se hace a los niños y jóvenes cuando un maestro, un profesor dedica su tiempo, su energía, su creatividad, su amor para enseñar”, señaló el comunicado. Creen que el mejor testimonio se da cuando los alumnos agradecen a los docentes lo que hicieron por ellos.
Finalmente, encomendaron a la protección de Jesús y a la intercesión de María de Luján, para “todos los protagonistas de la gesta educativa, auténtica gesta nacional“.