El filósofo ha participado en el foro de ‘Encuentros para una nueva era’ celebrado en la Fundación Pablo VI con el tema ‘La sociedad vigilada’
“En internet, uno va dejando una traza que da pistas a las empresas para vender sus productos. El ciudadano, con gran ingenuidad, regala esta información a la red”. Es la advertencia que ha hecho el filósofo Francesc Torralba en el foro de ‘Encuentros para una nueva era’ celebrado en la Fundación Pablo VI con el tema ‘La sociedad vigilada’, y que será retransmitido el próximo viernes en abierto por Trece a las 22:00 horas.
Junto a Torralba han participado la exministra de Asuntos Exteriores Ana Palacio, el coronel del ejército del aire y analista geopolítico Ángel Gómez de Ágreda, la periodista Mar Cabra, especialista en análisis de datos y premio Pulitzer por su trabajo junto al de más de un centenar de profesionales por la investigación de los Papeles de Panamá, y la eurodiputada del PSOE Adriana Maldonado. Todos ellos, parte de una mesa redonda en la que se ha analizado hasta qué punto los datos que se comparten en internet vulneran la libertad en favor de las empresas tecnológicas y los estados, o cómo influyen los algoritmos en las tomas de decisiones.
“Si algo caracteriza la red y el universo digital es la multiplicidad de relatos, lo que hace muy difícil que podamos llevar a cabo la cultura del discernimiento”, ha subrayado Torralba, para quien, en esta situación, “la capacidad de discernir cuando un mensaje es verdadero o falso y cómo verificarlo” es fundamental. “Este mensaje ha sido muy importante en EEUU hace muy poco tiempo. Porque estos mensajes generan aun mas caos y menos claridad con respecto a lo que pasa”, ha recordado.
“Quiero subrayar una idea de Aristóteles y recuperada por Santo Tomás como la correspondencia entre el hecho y el discurso”, ha continuado Torralba. “Lo que ocurre no es lo que interesa ahora, sino lo que quiero expresar de lo que ha pasado. Se construye un relato paralelo que, quien no ha estado en esa circunstancia, se lo puede creer”.
Asimismo, el filósofo ha advertido que hay muchísima credulidad entre los internautas. “Es imprescindible formar personas con capacidad crítica y de discernimiento para poder ver qué fuentes son dignas de credibilidad y qué fuentes simplemente no merecen nuestra atención porque están sujetas a intereses, juicios y tópicos de todo tipo”, ha aseverado.
“Vivimos, para lo bueno y para lo malo, en una sociedad en la que se comparten datos de una forma en la que no somos conscientes”, ha puntualizado Gómez de Ágreda. “El problema es que los datos que pretendemos pedir nosotros son a costa de nosotros ceder a plataformas datos propios. Tendemos a ver estos datos de una forma económica, pero tenemos que verlos desde la perspectiva del ser, de nuestra personalidad”, ha apostillado.
Por su parte, Adriana Maldonado ha explicado las nuevas propuestas en materia legislativa que se están llevando a cabo en el Parlamento Europeo para proteger los intereses del ciudadano ante las empresas tecnológicas. Asimismo, ha apuntado que también es imprescindible que los individuos tengan en cuenta su responsabilidad ante esto. “De nada sirve que pongamos las leyes a las plataformas si como usuarios no somos conscientes de lo que estamos cediendo a la hora de descargar una aplicación, por ejemplo”, ha explicado.
“En España tenemos muy poca conciencia sobre esto. Tenemos que dar un salto a ser ciudadanos digitales, a tener conocimientos sobre privacidad, saber cómo funciona la tecnología”, ha añadido Mar Cabra, “y no solo sobre los datos que damos, sino para que no se manipule nuestra forma de ser, porque ahora mismo hay una lucha desigual”.
Por su parte, Ana Palacio considera que “tenemos que saber que a todos estos servicios nos acercamos como consumidores”, y no confundir esta faceta con la de ciudadano. “El concepto de ciudadanía se diluye. Nosotros somos ciudadanos para votar. El termino ciudadanía lo ‘malusamos’ mucho”, ha dicho la ex vicepresidenta del Banco Mundial. “Yo no comparto la preocupación”, ha afirmado Palacio. “La tecnología está hay, pero tenemos que crearnos otros mundos al margen de esa realidad en el que las empresas saben nuestros gustos”.
Asimismo, Torralba ha matizado que él no se considera “tecnofóbico”, sino crítico con el tecnocentrismo. “No se puede poner la tecnología en el centro y la persona en la periferia. La tecnología ya no es una herramienta, sino un sistema en el que compramos, vendemos… y en el que estamos ya todos. La cuestión es saber abstraerse, tomar distancia”.