“Mi nombramiento nace de un proceso sinodal. Permitir que una mujer vote en el Sínodo es un signo profético y valiente del papa Francisco”, ha apuntado con un tono enérgico Nathalie Becquart durante un encuentro digital con medios promovido por la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) en el que ha participado Vida Nueva.
- TRIBUNA: No tener miedo a la voz de las mujeres. Por Nathalie Becquart
- TRIBUNA: El rol de la mujer para reparar la Iglesia. Por Nathalie Becquart
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
La religiosa francesa es la primera mujer subsecretaria del Sínodo de los Obispos, encargo que le hizo el Papa el pasado 6 de febrero. Por tanto, la javeriana será la primera con derecho a voto en las futuras asambleas sinodales. Pero ella no lo ve como una revolución, sino como “una evolución”.
¿Es consciente de que ha hecho historia? “El Espíritu Santo es quien está innovando continuamente. No me corresponde a mí decir si mi designación es algo histórico. La gran Noticia es Jesucristo, no yo. Simplemente lo vivo como servicio”, ha respondido a las preguntas de esta revista. “Ciertamente, creo que el Papa demuestra con estas cosas estar cerca del Pueblo de Dios y, sobre todo, que lo escucha”, ha agregado.
Desde ahí, se ha mostrado convencida de que “votar en el Sínodo es una llamada a aprender, a vivir dentro de mis otros votos como religiosa”. Así, ha defendido que “la relación entre hombres y mujeres en la Iglesia está evolucionando en aras de la igualdad”. Tanto es así, que no ha tenido problema alguno al hablar de un futuro con “madres sinodales y padres sinodales” en una misma aula. En esta línea, ha dejado caer que “la sinodalidad es el camino para lograrlo: entre laicos y consagrados, entre jóvenes y mayores”.
Un respaldo a todas las religiosas
Becquart ha afirmado sentir “el respaldo del Papa como un aliento a todas las religiosas”. Por otro lado, tras el nombramiento, “he acogido la alegría de tantas mujeres cristianas al conocer mi nombramiento, pero también de musulmanas, judías…”.
Apasionada de la vela, la religiosa ha hecho referencia varias veces durante la conferencia al verbo ‘navegar’. “Me gusta navegar y ahora tengo los mismos sentimientos que cuando me subo al barco: siento que me echo a la mar en una nueva aventura en medio del océano”, ha puntualizado tras llamar a una verdadera “corresponsabilidad” y a redescubrir el “discernimiento”.
En relación a otros Sínodos –ella participó en el de los jóvenes– ha remarcado que “la Iglesia ha aprendido del Sínodo de la Amazonía la importancia de empoderar a las mujeres”. Sobre los ministerios de los que tanto se debatió en esa Asamblea, Becquart reclama que “nos tenemos que abrir a nuevos ministerios, y no necesariamente los ordenados”.