“Es responsabilidad de la ciudadanía identificar políticos que estén a la altura de este momento histórico y apoyarlos, dejando de lado los prejuicios ideológicos“. Así ha animado la sección catalana de Comunión y Liberación a ejercer el voto en las elecciones autonómicas del próximo 14 de febrero.
Y es que el movimiento, ante la actual situación de crisis a causa del Covid-19 a nivel general, sumada al caso particular del ‘procés’, advierte que “la sociedad catalana vive un momento de agotamiento”, en el cual “l rico tejido social catalán parece hoy encontrarse agotado y con escasa capacidad de reacción”, ya que, en los últimos años, “los problemas reales de los ciudadanos han quedado desatendidos y se ha abierto una profunda brecha entre la clase política y nuestra sociedad exhausta”. Por ello, “serán muchos los que no ejerzan su derecho a voto el domingo”.
“Son muchos los que no confían en que estas elecciones puedan cambiar algo y que no irán votar este próximo domingo”, aseveran. Sin embargo, apuntan que a convocatoria de elecciones al Parlamento de Cataluña es un momento especialmente propicio para detenerse, reflexionar y comunicar lo que está sucediendo en nuestra casa común”. De hecho, añaden que recurrir a ‘Fratelli tutti’ “nos ofrece una guía para discernir nuestro voto: ‘Los políticos están llamados a ‘preocuparse de la fragilidad, de la fragilidad de los pueblos y de las personas'”.
Una propuesta política adecuada
“La gestión política de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de la COVID-19 ha ahondado este desencanto”, continúan. “Hemos visto cómo se han utilizado datos e informaciones con intereses electoralistas, cómo se han generado normativas de salud pública orientadas de modo electoralista, y cómo se han hecho declaraciones meramente para diferenciarse del adversario político, en lugar de centrarse en el bien de los ciudadanos”. Por el contrario, “una propuesta política adecuada es la que entiende el problema de fondo”.
Por este motivo, Comunión y Liberación apunta que “necesitamos políticos, maestros, médicos, abogados, mecánicos, panaderos, etc. dispuestos a que su actividad nazca de una mirada franca y leal a lo que está sucediendo, y no de ideas preconcebidas de lo que tienen que ser las cosas”. En definitiva, “necesitamos personas que tengan el deseo de encontrarse con el prójimo y de acogerlo en su humanidad herida y en su sufrimiento”.