El secretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ha presentado el mensaje de Cuaresma 2021 del papa Francisco junto al cardenal Peter Turkson
“Hoy estamos llamados a caminar con Cristo hacia una vida y un mundo nuevos, hacia una nueva confianza en Dios y en el futuro, en un contexto marcado por la ansiedad, la duda y a veces incluso la desesperación”, ha señalado el secretario del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, Bruno-Marie Duffé, durante la presentación del mensaje de Cuaresma 2021 del papa Francisco, titulado ‘Mirad, estamos subiendo a Jerusalén… (Mt 20,18). Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad’.
Al mismo tiempo, ha continuado: “Sabemos que la crisis sanitaria del Covid-19 está provocando una crisis social en la que muchos están pasando por un momento de pasión y muerte”.
Para Duffé, “la Cuaresma nos abre, un camino de conversión, tras las huellas del mismo Señor Jesús, que vivió hasta el final su misión de Hijo y al que Dios resucitó en la mañana de Pascua. Esta es nuestra fe: es una esperanza que se ofrece a toda persona viva, más allá del sufrimiento y de la muerte. Tiene en sus manos y en su cuerpo las huellas de nuestras injusticias y de nuestro dolor, pero se presenta ante nosotros y nos llama a una vida nueva”.
Por su parte, el cardenal prefecto del mismo Dicasterio, Peter Turkson, ha pedido que en estos 40 días “nos esforcemos por cultivar dentro de nosotros el amor, para poder manifestar el ‘amor social’. Este es nuestro proyecto de cuaresma. Que Dios nos ayude en esto”.
Por otro lado, Marcela Szymanski, editora jefe del informe ‘Libertad religiosa en el mundo’ publicado por Ayuda a la Iglesia necesitada (ACN), tras relatar las historias de tantos perseguidos que, pese al dolor, se consideran ‘resucitados’, ha afirmado con rotundidad: “Los perseguidos son la élite de la Iglesia, y servirles no es un deber sino un honor”.
Y ha concluido: “Tenemos mucho que aprender de ellos. ¿Acaso estamos sentados en su Cruz? Tenemos que saber que ellos están dispuestos a ayudarnos a llevar nuestra Cruz. Con su vida, su oración y su muerte. ¡No los olvidemos, hablemos de ellos para que podamos decirles un día que su largo calvario hacia la Resurrección no fue en vano!”.