Reportajes

Nathalie Becquart: la mujer con voz y (por primera vez) con voto en el Sínodo





Una mujer subsecretaria del Sínodo de los Obispos. Que no se equivoquen con lo que significa. No es una responsabilidad administrativa más. La religiosa francesa Nathalie Becquart será la encargada, junto al agustino español Luis Marín, nombrado como ella el pasado 6 de febrero, de cuidar del buen funcionamiento de este departamento romano que se encuentra en un lugar preeminente en la agenda de reformas del papa Francisco. Y lo harán bajo la guía del cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo desde el año pasado.



A esta nueva responsabilidad de la javeriana va unido un matiz no menos relevante: el derecho a voto en las futuras asambleas. “El tema de la presencia de las mujeres en la asamblea sinodal había suscitado un importante debate y ciertas incomprensiones”, dice a Vida Nueva Marie-Lucile Kubaki, corresponsal vaticana del semanario católico francés La Vie y autora de un libro con la hermana Nathalie, publicado en el 2015: ‘Religieuse, pourquoi? cette vie en vaut la peine!’ (‘Religiosa, ¿por qué? Esta vida merece la pena’).

Estreno romano

Lo cierto es que Becquart se dio a conocer en Roma con una conferencia que dio ante más de 2.500 religiosos en enero de 2016, en el cierre del Año de la Vida Consagrada. Dos años después de su impactante intervención, era nombrada coordinadora general del pre Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Pero aquella alocución no era su único aval. En Francia, distintas generaciones de jóvenes católicos han tenido la oportunidad de conocer a esta religiosa de la congregación de las Misioneras de Cristo Jesús.

Durante una década aproximadamente, estuvo al frente del servicio pastoral para los jóvenes de la Conferencia Episcopal Francesa, llegando a dirigirlo y estando acompañando a la delegación gala en todas las Jornadas Mundiales de la Juventud recientes, de Sídney a Panamá, pasando por Madrid, Rio de Janeiro y Cracovia. Tras esta labor, se había tomado un tiempo sabático en Canadá.

A sus 52 años, rompe con todos los clichés sobre las monjas. Moderna y dinámica, con indumentaria sobria pero elegante, Nathalie tiene todo lo que una empresa buscaría para liderar su entidad. Eso sí, su ‘Jefe’ es otro, el que le ha llevado a estar más de 20 años dedicada a la evangelización. En 1992 se graduó en empresariales en una de las instituciones más prestigiosas de Francia, HEC (Escuela de Estudios superiores de Comercio).

Apasionada de la vela

Sin embargo, tras un voluntariado en el Líbano y dos años como consultora en marketing y comunicación, se decantó por la Vida Consagrada. Durante sus años de formación, estudió teología en el Centre Sèvres, la facultad jesuita de París. También se formó en sociología, en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales en París. Ahora, se encuentra amasando su tesis sobre sinodalidad en el Boston Trinity College and Ministry de Estados Unidos.

Pero esta religiosa no solo es una cabeza bien puesta, sino también una deportista, y en particular, una apasionada de la vela. Durante años, ha organizado regatas y cruceros para estudiantes como medio para acercarles a Jesús de Nazaret, así como retiros en alta mar llamados Vida de mar, entrada en la oración. Y, siempre, llevando el timón.

“Es una mujer de servicio y a la que le gusta el trabajo en equipo”, destaca Kubaki. “Es una convencida de que, si grandes son las responsabilidades, más importantes tienen que ser la exigencia y el rigor”, añade.

Un ‘fichaje’ del Papa

De ahí que a pocos en su entorno les extrañe que Francisco la fichara. Con su llegada a la Secretaría del Sínodo de los Obispos, el Papa ahonda en su lógica de nombrar a más mujeres en puestos de responsabilidad en el Vaticano, como lo hizo con Francesca di Giovanni, subsecretaria en la Sección para las relaciones con los Estados en el 2020, por ejemplo.

Un poso que también va calando en otras áreas de base, como el hecho de que hace unas semanas oficializara el acceso femenino a los ministerios no ordenados, como el lectorado y el acolitado, reservado hasta entonces a varones.

“Estas medidas, sumamente simbólicas, indican que el Papa está actuando poco a poco y llevando adelante un cambio cultural, en el que el reconocimiento de las mujeres va a la par de la lucha contra el clericalismo. Quiere subrayar que se puede desconectar el sacerdocio del poder”, analiza la vaticanista Kubaki.

El Papa, un sembrador

Para Kubaki, la nueva subsecretaria del Sínodo es una convencida de que “la diversidad, la alteridad hombre/mujer son necesarias para avanzar”. Por eso no duda que su nombramiento y su voto es solo el principio. Sobre todo, teniendo en cuenta cómo ha crecido el número de expertas y auditoras en las últimas asambleas. Todo ello es prueba de una “forma nueva de ponerse a la escucha del Pueblo de Dios”, analiza la vaticanista francesa: “El Papa es un sembrador: ha tirado varias semillas, ahora hace falta tiempo para ver cómo sale la mies. Solo hace falta ver la reacción de la opinión pública por el nombramiento de Nathalie”.

Pasos pequeños pero firmes. Esa parece ser la estrategia de Jorge Mario Bergoglio. Está claro que la voz y el voto de Nathalie no cambiarán las cosas por sí solas. Pero por primera vez, el parecer de una de las 660.000 religiosas del planeta cuenta. ¿Le seguirán otras?

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