Un año después de celebrarse la asamblea nacional en Madrid, el apostolado seglar ha adaptado el paso a la pandemia
Hace un año, Madrid acogía, del 14 al 16 de febrero, el que se presentaba como uno de los grandes acontecimientos eclesiales del año en nuestro país: el Congreso de Laicos, bajo el lema ‘Pueblo de Dios en salida’. Al poco, llegó el aldabonazo de la pandemia y los ritmos en su aplicación debieron adecuarse a la situación. Pero, ni mucho menos, el Covid-19 ha secado los frutos del encuentro. Tiene ‘spin-off’; esto es, continuidad.
Así lo destaca uno de sus grandes impulsores, Isaac Martín Delgado, delegado de Apostolado Seglar de Toledo, quien recalca que, pese a la crisis sanitaria y social, “todo el proceso ha sido providencial, en forma y fondo”. “Cuando se lanzó –recuerda–, solo estaban decididas las fechas y el tema. De haber optado por fijar su celebración apenas unas semanas después, no hubiera sido posible; hablar de la vocación laical vinculada al concepto de Pueblo de Dios y fijar como eje de nuestras acciones pastorales los itinerarios de primer anuncio, acompañamiento, procesos formativos y presencia en la vida pública, se ha demostrado un acierto para hacer realidad el ideal de Iglesia en salida en este tiempo tan extraordinario que estamos viviendo, en el que todos ellos se muestran particularmente imprescindibles”.
Y es que, para este laico toledano, “las claves de la sinodalidad y el discernimiento nos han hecho descubrir la grandeza que tenemos como Iglesia que quiere cumplir, en comunión, su misión evangelizadora. En definitiva, nos han preparado para vivir el momento presente, totalmente inesperado”.
“En estos meses –abunda–, aunque no han podido celebrarse muchas de las actividades como estaban previstas, sí se está logrando paulatinamente, a través de encuentros virtuales y de otro tipo de iniciativas, comenzar a interiorizar el postcongreso en las diferentes diócesis españolas y en las asociaciones y movimientos”.
Sin olvidar un instrumento surgido estos meses y en el que se tiene mucha confianza: “La creación del Consejo Asesor de Laicos, dentro de la Comisión para los Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal, será un fundamental para crear comunión y ayudar a profundizar en los itinerarios”. Como también tendrá su influencia “la Guía de Trabajo del Postcongreso, que incorpora una lectura del contexto actual y una síntesis de las propuestas planteadas por los congresistas”.
Luis Manuel Romero Sánchez, director de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, ofrece su “acción de gracias” porque “este acontecimiento fue un regalo del Espíritu Santo para la Iglesia y, de un modo particular, para el laicado. En el Congreso se pudo percibir novedad y frescura, una imagen de Iglesia que desea estar en salida, en diálogo con el mundo contemporáneo, subrayando el valor de la vocación laical frente al clericalismo”.
Adaptándose en plena crisis, el sacerdote cree que “se ha mantenido viva la llama con la celebración online de encuentros de laicos en las diócesis, movimientos y asociaciones”. “Lo más importante –cierra– es que, tras muchos años, existe un proyecto común para el apostolado seglar en España, aunque estará abierto a la creatividad y libertad a la hora de concretarlo en cada realidad eclesial”.