El reciente nombramiento de la religiosa francesa Nathalie Becquart como subsecretaria del Sínodo de los Obispos, lo que la convierte en la primera mujer que tendrá derecho a voto en una asamblea sinodal, ha sido celebrado por las otras tres consultoras de este organismo que fueron designadas en mayo de 2019 junto a la javeriana gala.
Se trata de la jesuitina española María Luisa Berzosa, de la salesiana italiana Alessandra Smerilli y de la laica italiana Cecilia Costa. “Es un paso muy significativo el que ha dado el papa Francisco con esta decisión, que valoro no tanto cuantitativamente como cualitativamente. Se ha creado un equipo de trabajo nuevo para profundizar en la visión sinodal y ofrecer una mirada nueva”, comenta Berzosa, destacando la gran preparación de Becquart, con la que coincidió por primera vez en el Sínodo sobre los Jóvenes, celebrado en octubre de 2018.
“Nathalie es un ser humano extraordinario, con una mirada muy amplia de la Iglesia universal y muy buena formación y experiencia profesional. Es, además, alguien que sabe disfrutar, no se agobia y no ve el mundo con una carga negativa”.
Smerilli destaca, por su parte, que el nombramiento de la religiosa francesa como nueva ‘número dos’ de la Secretaría del Sínodo de los Obispos, junto al agustino español Luis Marín de San Martín, no se debe solo al hecho de que sea mujer. “Ha sido elegida por su capacidad y experiencia. Es la persona más adecuada para cubrir esa responsabilidad. No se ha optado por cualquier mujer o cualquier religiosa, sino por una persona muy competente en ese campo y que puede ayudar mucho a la Iglesia católica”, señala la salesiana italiana, que es, además, consejera del Estado de la Ciudad del Vaticano.
“El Papa busca a la persona que tenga más competencias para el cargo que tiene que desempeñar. Francisco demuestra con esta decisión, asimismo, que supera las tendencias del pasado, cuando se miraba poco más allá del ámbito del clero cuando había que buscar a alguien para que ocupara un puesto de cierta responsabilidad en la comunidad católica”, sostiene Smerilli.
La religiosa italiana destaca que estos últimos nombramientos de Jorge Mario Bergoglio van más allá de la propia celebración de la asamblea sinodal. “Influyen en todo el proceso sinodal, en la participación y en todo el recorrido de decisión. Permiten que se pueda pensar todos juntos, ofreciendo sensibilidades y puntos de vista distintos. Es por ello que la designación de Becquart no se limita solo a lo que ocurra en el Sínodo, sino a todo el recorrido que habrá también antes y después”.
Para Berzosa, el hecho de que una mujer vaya a poder votar en la asamblea sinodal responde, además, al interés de muchos fieles para que la Iglesia sea “más plural, inclusiva y variada”, así como a las reclamaciones para que tanto en la política como en la sociedad haya “igualdad”.
La otra consultora de la Secretaría del Sínodo de los Obispos, Cecilia Costa, profesora de Sociología en la Universidad Roma 3, considera que la elección de Becquart como nueva subsecretaria se enmarca dentro de las decisiones del Pontífice dirigidas a “modernizar la Iglesia”, sin olvidar que “el Evangelio es la cosa más moderna del mundo”.
Tras participar en el Sínodo sobre los Jóvenes y el que estuvo centrado en la Amazonía, celebrado en octubre 2019, a Costa le quedó un magnífico sabor de boca por “el respeto” y “la magnífica acogida” que sintió por parte del cardenal Lorenzo Baldisseri y del arzobispo Fabio Fabene, anteriores secretario y subsecretario del Sínodo de los Obispos, respectivamente. “Se está recorriendo un bellísimo camino que ya estaba abierto. A nosotras nos trataron de maravilla, y lo que decíamos se consideraba y tenía en cuenta de manera muy natural”, asegura la docente universitaria.
Aunque las tres entrevistadas coinciden en lo positiva que resultó su experiencia al participar en los últimos sínodos, ninguna de ellas pudo votar, algo que sí le estará permitido hacer a Becquart en la asamblea convocada en otoño de 2022 para debatir sobre la Iglesia y la sinodalidad.