Joe Biden apenas lleva un mes de mandato y ya ha cumplido una de sus promesas electorales en lo que a diálogo y religión se refiere: ha recuperado la oficina de la Casa Blanca destinada a la cooperación entre el Gobierno de los Estados Unidos y las distintas organizaciones religiosas y que Trump había dejado en el olvido. Además, ha puesto al frente de ella a la abogada cristiana baptista Melissa Rogers, tal como anunciaba la Casa Blanca ayer, 14 de febrero, en un comunicado.
En las mismas declaraciones, la Casa Blanca ha recordado que Rogers ya ocupó este cargo en durante la segunda legislatura de Barack Obama. Así, vuelve a ponerse en marcha la Oficina de Relaciones Vecinales y Religiosas, una iniciativa que, si bien ha ido cambiando de nombre con las distintas legislaturas, puso en marcha George W. Busch hace 20 años. En el comunicado en el que se detalla la decisión de reactivar la Oficina, Biden subraya que, en estos momentos de pandemia, su equipo trabajará con “líderes de distintas religiones y orígenes, que son la primera línea de sus comunidades en crisis y que pueden ayudarnos a sanar, unirnos y reconstruir”.
Recuperar la oficina de Obama
“Esta no es una nación que pueda, o quiera, simplemente quedarse quieta y observar el sufrimiento que nos rodea. Eso no es lo que somos. Eso no es lo que la fe nos llama a ser”, aseveró Biden. “Es por eso que estoy restableciendo la de la Casa Blanca. Todavía tenemos muchas noches difíciles que soportar. Pero los superaremos juntos y con fe, guiándonos a través de las tinieblas hacia la luz”.
La Oficina tendrá el mismo nombre que tuvo durante la administración Obama, cuando fue dirigida por Rogers de 2013 a 2017. Por su parte, Donald Trump dejó, hasta bien avanzado su mandato la oficina sin apenas personal. En 2019 nombró como supervisora a la predicadora pentecostal y asesora Paula White, poniéndola al frente de la que pasó a llamarse Iniciativa Fe y Oportunidad.