Durante la mañana de este domingo 14 de febrero falleció, a los 90 años, Carlos Saúl Menem, quien ocupó la presidencia de la República en dos oportunidades (1989-1995 y 1995-1999).
Había sido gobernador de la provincia de La Rioja entre los años 1973-1976. Al finalizar el gobierno militar, volvió a ocupar ese cargo entre 1983-1989. Ese año, tras el polémico “Pacto de Olivos” con el entonces Presidente Raúl Alfonsín, fue elegido democráticamente para la presidencia.
Con un breve comunicado, la Conferencia Episcopal Argentina expresó “su sentido pésame por el fallecimiento del Dr. Carlos Saúl Menem”.
Invitó a la oración “por el alma de quien fuera, elegido democráticamente por el Pueblo, Presidente de la Nación Argentina”.
Rogaron a Dios para que le conceda el descanso eterno, y para sus familiares, consuelo y esperanza en estos momentos de dolor. Finalmente, pidieron que la “Santísima Virgen María los colme de paz”.
La relación de Carlos Menem con la Iglesia tuvo sus vaivenes. Si bien su familia era musulmana, se convirtió al catolicismo en su juventud.
Tuvo una relación fluida con la Iglesia, en especial con el entonces Arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, Cardenal Antonio Quarracino. Su postura en contra del aborto, lo ubicó en estrechos vínculos con muchos obispos del país y del Vaticano. Su posicionamiento, alineado a la Santa Sede en la Conferencia de Población de El Cairo de 1992, y la firma del decreto del “Día del niño por nacer” (instaurado para cada 25 de marzo), lo ubican en una relación cercana y amena a los ámbitos eclesiásticos.
Su gobierno, sin embargo, estuvo teñido por acusaciones de corrupción, recesión económica e incremento de la deuda externa. Desde la Iglesia, fue duramente criticado por su controvertida gestión neoliberal en la que convivían el auge económico para algunos sectores y el aumento de la pobreza y la desocupación para otros.