Con un videomensaje, el obispo de San Isidro envió una reflexión de inicio de Cuaresma
En este inicio de Cuaresma, el Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Oscar Ojea, mencionó las dos realidades que experimenta el ser humano: Se refirió a la vulnerabilidad de la persona y el amor del Espíritu de Dios.
Señaló que este tiempo litúrgico muestra, por un lado, a un ser humano limitado, pecador, frágil. Por el otro, la realidad del Espíritu de Dios “capaz de resucitar a Jesús y también es capaz de convertir ese polvo que somos haciéndolo barro y transformándolo en un hombre nuevo”.
El obispo distinguió que con la pandemia del covid-19, el hombre está viviendo a fondo la fragilidad; “hemos tocado fondo”, afirmó.
Luego, enumeró otras pandemias que, desde su opinión, han aparecido: “la pandemia de la incertidumbre acerca del trabajo, acerca del futuro, la pandemia del hambre en muchos lugares, la pandemia de la desocupación, del miedo, de la desconfianza, de la sospecha, de los enormes problemas que tenemos en la convivencia social”.
Sin embargo, destacó que cuando tocamos fondo la crisis se convierte en una oportunidad.
Finalmente, y a modo de plegaria, expresó: “le vamos a pedir al Espíritu de Dios que sea capaz de transformar este polvo que somos, esta pequeñez que somos, en un hombre nuevo hecho por el aliento del Espíritu de Dios, soplando de nuevo en este pobre barro que somos para construir una nueva convivencia social”.