Cocinero autodidacta, triatleta y bombero, termina al mando de los fogones gracias a su curiosidad e implicación a la hora de enfrentarse a las recetas. El Chef Bosquet, que triunfa en Instagram con más de medio millón de seguidores, publica su segundo volumen de recetas ‘El placer de comer sin remordimientos. Mis recetas más brutales’ (Espasa). Un conjunto de potentes elaboraciones, dulces y saladas, que revisan en clave saludable clásicos tan suculentos como pizzas y hamburguesas.
PREGUNTA.- ¿Realmente se puede comer sin remordimientos?
RESPUESTA.- Estamos acostumbrados a comer alimentos que no son saludables. Yo intento darle una vuelta elaborando pizzas a base de quinoa o harina de garbanzos, hamburguesas caseras con panes sin harinas y postres endulzados con dátiles o donuts con calabaza asada o boniato. Pudiera parecer que se contradice con el concepto de sano, pero son estupendos para el cuerpo y saciantes. Cuido el cuerpo y a los demás. Me llegan muchos mensajes de gente cuya vida ha cambiado por mis recetas, que han perdido mucho peso, que se encuentran mejor. Guisar es un acto de amor.
P.- Empezó a desarrollar su faceta de cocinero gracias al deporte y compartiendo sus recetas en redes. ¿Qué les atrae de lo que usted propone?
R.- El hecho de que nos hemos dado cuenta de que la salud es lo más importante. Y más a raíz de la pandemia, porque cualquier enfermedad nos puede afectar si no estamos en forma. La alimentación es salud, y estamos intentando demostrar que podemos hacerlo en casa. Es fácil y disfrutamos de lo que hemos preparado. Antes era sano pero muy aburrido. Unos hacen las recetas que propongo en redes o mis libros y otros vienen a mi restaurante, que tampoco está mal (risas). (…)
P.- ¿Es un hombre espiritual?
R.- Es cierto que las recetas nacen de la concentración y el recogimiento. En la cocina pones amor a cada paso y transmites todo lo bueno que tienes. Supongo que si transmites a la comida todo lo bueno que hay en ti es para hacer felices a los demás.
P.- ¿Está todo hecho en la cocina?
R.- En absoluto. A mí me desbordan la recetas en la cabeza. Cuando hablo con alguien, cuando veo la tele, cuando voy en bici… ¡Es como si tuviera un duende!
Foto: Hugo G. Pecellín