Francisco ha nombrado a los dos cardenales miembros de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica
El cardenal Luis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, ganan peso en la Curia romana. El papa Francisco ha nombrado a ambos purpurados miembros de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) solo dos días después de aceptar la renuncia del cardenal Robert Sarah como prefecto de la Congregación para el Culto Divino y las Disciplinas de los Sacramentos.
Hace menos de dos meses que el Papa, vía ‘motu proprio’, despojaba de toda competencia económica a la Secretaría de Estado. El 28 de diciembre se hacía público el texto rubricado dos días antes con el que Francisco vaciaba todas sus cuentas corrientes para ponerlas en manos de la APSA, el organismo de la Santa Sede que gestiona todos los fondos y que preside Nunzio Galantino, con la supervisión de la Secretaría de Economía, cuyo prefecto es el jesuita español Juan Antonio Guerrero y su número dos el extremeño Maximino Caballero Ledo.
Este paso era presentado como un punto “fundamental” en la reforma de la Curia, que sigue avanzando a la espera de la nueva constitución apostólica, con el nombre provisional de ‘Praedicate evangelium’.
El movimiento papal espera acabar con cualquier escándalo económico –como el ‘caso Becciu’–, al estar las cuentas en manos de personas de confianza del Papa, a los que ahora se suman los dos purpurados, claves en la Curia de Jorge Mario Bergoglio.
Sin embargo, los asuntos económicos no le son del todo ajenos a Tagle, puesto que desde que comenzó la pandemia se celebra una reunión semanal al respecto en la que participan Guerrero y Galantino, el arzobispo Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado; y el obispo Fernando Vérgez, secretario general la Gobernación de la Ciudad del Vaticano.
No es el primer movimiento de Bergoglio en el último año para reconocer el papel protagonista de Tagle en su reforma. En junio, modificaba el Código de Derecho Canónico para incluir al filipino en el orden de los obispos, “equiparándole en todo a los cardenales designados con el título de una iglesia suburbicaria”.
Tradicionalmente, los cardenales de mayor rango, los pertenecientes al orden de los obispos eran los 7 titulares de las iglesias suburbicarias de Roma, es decir, 7 poblaciones de las afueras de la Ciudad Eterna que tuvieron desde muy pronto comunidad cristiana. Francisco daba un golpe de efecto a través de un “rescripto” para dar más peso a Tagle, después de que lo hiciera ‘ministro’ de los misioneros en diciembre de 2019.
Por su parte, Turkson es el otro brazo social del Pontífice dentro de la Curia. Máximo responsable de ecología y caridad, el purpurado ghanés es en quien el Papa ha depositado su confianza para la supercomisión postcoronavirus, que está trabajando desde abril con la colaboración de varios dicasterios.
Los dos cardenales reciben el nombramiento a la par que el Papa despide a Sarah sin nombrar, por ahora, sustituto. El purpurado había presentado su renuncia por edad el pasado 15 de junio, pero Francisco le había mantenido hasta ahora.
La figura del cardenal de Guinea Conakri ha sido una de las más controvertidas en estos últimos años de pontificado de Francisco. “Es estúpido decir que estoy contra el Papa”, se ha defendido Sarah en todo momento. Sin embargo, su tono crítico tuvo su punto álgido a principios de 2020, cuando salía a la luz el libro ‘Desde lo más profundo de nuestros corazones’ (Fayard) –con un polémico prólogo de Benedicto XVI–, que generó un revuelo mediático al ser interpretado como un ejercicio de presión para frenar una posible apertura del sacerdocio a los hombres casados, ya que salió al mercado escasos días antes de que el Papa publicara la exhortación ‘Querida Amazonía’.