Recientemente, Buena Prensa dio a conocer que el sacerdote Felipe Espinosa Torres ha asumido el cargo de director general de esta casa editorial de la Compañía de Jesús en México. Vida Nueva charló con el religioso jesuita en torno a los retos que enfrenta la empresa y la prioridades de su gestión.
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Felipe Espinosa habló de la importancia de no perder el sentido de conexión humana y todo lo que ello representa: “el libro, sea de la temática que sea, une a las personas, crea comunidad de vida, tanto si son de generaciones pasadas como actuales, tanto si son de pensamientos y creencias tan distantes a nuestras propias creencias”.
“Pese a la pandemia y a otros males globales, debemos estar siempre relacionados, no perder el horizonte de sentido, ni mucho menos nuestra humanidad”. Ahí -añadió- es donde el libro hace su acto de aparición, pues nos mantiene conectados con la comunidad humana del pasado, con la del presente y con las generaciones futuras.
Para el sacerdote jesuita, “nuestra mirada no pierde de vista el contexto y los signos de los tiempos tan necesitados de fraternidad, solidaridad y caridad, mismos rasgos que nos comprometen como editorial a construir un mundo abierto, como lo señala el papa Francisco en ‘Fratelli tutti’, donde todos y todas tengan un lugar digno y nos reconozcamos mutuamente“.
Ser relevantes para las generaciones más jóvenes
PREGUNTA.- ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la casa editorial?
RESPUESTA.- Nuestra misión como editorial es hacer llegar a todas las personas el mensaje de fe, esperanza y caridad que tanto la Iglesia como la espiritualidad ignaciana representan. Nuestro objetivo es precisamente formar a las personas, para que éstas sean libres y puedan discernir la voz de Dios en su vida y en el mundo. Partiendo de esta idea general, los retos que vislumbro para la editorial son tres:
El primero tiene que ver con el mundo digital y las nuevas tecnologías: como editorial comprometida con la fe tenemos la misión de ser relevantes para las generaciones más jóvenes y entender que la tecnología y lo digital es parte de la vida y que la fe y el compromiso con el mensaje de Jesús están presentes en el mundo digital. Haciendo nuestro también el mensaje del papa Francisco en Evangelii Gaudium cuando señala que cada vez más se hace necesario descubrir y transmitir la “mística de vivir juntos” en este mundo hiperconectado y de desarrollos inauditos (n.87).
El segundo es mirar el horizonte e ir más allá de donde actualmente llegamos como editorial: traspasar fronteras comerciales, sobre todo hacia el resto de los países latinoamericanos y afianzar el crecimiento tanto en contenidos como en distribución de materiales de Buena Prensa.
Y el tercero es seguir apostando por aquello que nos une: el anuncio de un Jesús que merece la pena. Esto lo comento porque la tentación a evitar como editoriales religiosas es convertirnos en editoriales meramente comerciales, que impriman y editen textos de cualquier tema, de cualquier interés o cualquier género que esté de moda. Buena Prensa seguirá apostando a la relevancia del mensaje cristiano, del mensaje de la Iglesia, de esa “Iglesia en salida” a la que el papa Francisco nos invita y que nos permitirá fortalecer una narrativa confiable y relacionada con los signos de los tiempos y acorde a la comunidad eclesial a la cual estamos invitados: una comunidad que primerea, una comunidad involucrada, acompañante, que fructifica y festeja (Evangelii Gaudium, n. 24).
En el camino de las personas
P.- ¿Hay aspectos que cambiarán para siempre a partir de la pandemia en el sector editorial católico?
R.- Por supuesto, esta situación es novedosa para el sector editorial en general y para todo el mundo. De los principales aspectos a tener en cuenta son dos:
La atención al cliente. La pandemia nos dejó un mensaje importante: que las librerías y centros de distribución deben de actuar como agentes activos en la atención al cliente y no solamente en actitud de esperar a que el cliente venga a nosotros. Uno tiene la imagen de la librería como un ente que espera la llegada de las personas, ahora la ecuación es diferente. Como editorial debemos crear alternativas que nos pongan en el camino de las personas y darles un servicio excelente, que se sientan parte de las librerías, de nuestros centros de distribución, de lo que hacemos, ahí radica en el mensaje como editoriales religiosas: enriquecer el servicio y no quedarnos como agentes pasivos sino ir en su búsqueda y generar un sentido de pertenencia.
La relevancia de los contenidos en un mundo más secular. En este punto nos hemos dedicado a promover los rasgos que actualmente se experimentan como modelos de santidad cotidiana: la alegría y el sentido del humor, la audacia, el fervor, la humildad y mansedumbre, así como la experiencia comunitaria, como el papa Francisco nos lo enseña en su documento sobre la santidad en el mundo actual, Gaudete et exsultate. En este sentido, las editoriales católicas, religiosas y especializadas tenemos que aprender que el mundo sigue buscando relacionarse con la divinidad sea desde la capilla, el hogar o el trabajo. Menciono esto porque a partir de la pandemia la vivencia de la religiosidad se ha volcado hacia ámbitos más privados, más domésticos y en donde Dios se hace presente de formas novedosas. Esto es un reto porque la gran mayoría de los contenidos que las editoriales religiosas hacemos no toman en cuenta que la fe y el mundo secular están muy compenetrados. De ahí parte que busquemos contenidos que hablen de la fe y la espiritualidad desde ámbitos más cotidianos, más cercanos a la vida de las personas y sus contextos.
Lo más buscado
P.- ¿Qué temáticas han sido las más gustadas por el público lector de Buena Prensa?
R.- Las temáticas que más buscaron nuestros clientes en los últimos seis meses fueron sobre Espiritualidad, Liturgia, Teología Pastoral–Fundamental, así como Formación y Vida Cristiana.
Estas temáticas nos muestran el interés que tienen los lectores y clientes por nuestras ediciones, las cuales representan una gran variedad de títulos de calidad. De igual manera, las publicaciones anuales y periódicas que año con año Buena Prensa ofrece al público son un trabajo que garantiza la continuidad de nuestra labor. Prueba de ello también es la amplia gama de misales, calendarios, agendas, libros de oración y revistas especializadas que acompañan a nuestra comunidad lectora a lo largo del año y que son una herramienta de ayuda para su meditación diaria y fortalecimiento de la fe. En definitiva, el mensaje que queremos transmitir es que Buena Prensa se preocupa por sus lectores y nos interesa seguir editando y publicando obras que favorezcan su vida íntegramente.
P.- ¿Cuál es el énfasis que dará a Buena Prensa en su gestión que inicia?
R.- Buena Prensa tiene una larga trayectoria en México y es reconocida en otros países, principalmente en el ámbito cultural y eclesial hispanohablante. Como editorial tengo por tarea apostar por temas que enriquezcan la vida de las personas.
Uno de estos temas es el de la espiritualidad que abarca muchos aspectos de la vida cotidiana y que hoy por hoy sigue estando vigente, tal cual como lo señalé antes.
Otro aspecto es de la formación interior de las personas, es decir, produciendo libros que ilustren la fe, que la pongan en diálogo con la cultura y la sociedad actuales, con todos sus problemas, matices, luces y sombras.
También seguiremos apostando por autores y autoras relevantes para la comunidad cristiana que estén generando análisis social, cultural y eclesial, y que tengan una perspectiva de fondo de los principales problemas de la Iglesia y el mundo.