Al menos tres cohetes han alcanzado este lunes, 22 de enero, el entorno de la embajada de Estados Unidos en Bagdad una semana después de que ataques similares hayan dejado un muerto y varios heridos. Los impactos han provocado que saltaran las alarmas ya que en el entorno se encuentran muchas otras delegaciones diplomáticas. Este es el tercer ataque en una semana contra objetivos occidentales en Irak cuando apenas quedan 10 días para la visita del papa Francisco.
Los ataques contra instalaciones estadounidenses en Irak han aumentado desde que Estados Unidos matara en enero de 2020 al poderoso comandante iraní Qasem Soleimaní a través un bombardeo selectivo en Bagdad. Aunque las agresiones parecen intensificarte a la puertas de la visita papal, a pesar del llamamiento a la calma que han hecho las autoridades políticas y religiosas en el país que sigue albergando algunas células del ISIS.
Caminando hacia la reconstrucción
Precisamente en uno de los lugares donde más ha hecho mella la presencia de los yihadistas, esperan “con mucha alegría” al pontífice, según ha señalado el arzobispo de Mosul y Aqra, Najeeb Michaeel, quien hace una llamada a “superar el pasado”, “perdonando pero sin olvidar”. Y es que la provincia tiene “14 iglesias destruidas de las que siete se remontan a los siglos V, VI y VII”, no hay ni catedral y ni siquiera un estadio para albergar una misa papal, señala el prelado a AFP.
“Todos los responsables de la seguridad van a estar muy preocupados”, confiesa el arzobispo que confía en que se desarrolle la visita porque “es muy importante para todos los iraquíes”. “Este país es un mosaico de mil colores, que solo aguanta si todos los elementos se reúnen, no se pueden separar como es el caso actualmente”, destaca. Y es que, para el arzobispo, “lo más importante es que la alegría entre en el corazón de todos ya que no es una simple visita protocolaria, es un momento espiritual”.
Un signo de comunión
Mientras, los cristianos esperan con esperanza la visita. “No esperamos la visita del Papa como un pretexto para recibir compasión: la esperamos como signo de que el Papa y la Iglesia universal nos aman, y que aquí también tenemos un futuro”, ha señalado Nathanael Nizar Samaan, arzobispo de la diócesis sirio-católica de Hadiab, en el Kurdistán iraquí, en declaraciones a la Agencia Fides. “Los cristianos iraquíes no tenemos ninguna ‘agenda’ nuestra que promover aprovechando la visita papal. Cuando ves que el Papa mismo viene a visitarnos, es una señal inequívoca de que no estamos solos, de que la Iglesia nos ama, y eso nos basta. Para nosotros es un regalo precioso seguir adelante en nuestro camino y llevar a cabo la misión a la que estamos llamados en estas tierras”, apunta.
Además, esta visita ayuda a que el mundo pueda “redescubrir a través de la ‘lente’ de la visita papal que aquí hay comunidades vivas, que están llenas de deseo de quedarse aquí para el futuro, sin aislarse y vivir en fraternidad con iraquíes de otras religiones, a pesar de la pobreza, el reducido número de los que somos, el sufrimiento y los muchos problemas cotidianos”. “Hemos dejado de lado los cierres y los sectarismos, dando fe a todos que como cristianos iraquíes compartimos la misma misión de proclamar el Evangelio de Cristo en nuestras tierras. La apertura a nuestros hermanos musulmanes también ha florecido de esta comunión, los cuales también esperan al papa Francisco con alegría. Ellos también quieren decirle al Papa Francisco: ‘eres bienvenido’, y acogerle como a un hermano”, destaca.