La directora de esta investigación interdisciplinaria, Dra. Ann Elizabeth Mitchell, presentó un Informe sobre la ‘Evaluación de impacto integral de los centros barriales del Hogar de Cristo’, junto con la Dra. Ana Clara Camarotti, y el p. José María “Pepe” Di Paola. Coordinó el encuentro el director ejecutivo de Cáritas Argentina, Lic. Nicolás Meyer.
Participaron también autoridades nacionales: Matías Dalla Fontana, subsecretario de Prevención, Investigación y Estadísticas en Materia de Drogas y Noelia Straface, ambos funcionarios de Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (SeDroNar); del gobierno la Ciudad de Buenos Aires: Jazmín Lerner, subsecretaria de Fortalecimiento Personal, Familiar y Comunitario y Jesica Suárez, directora general de Políticas Sociales en Adicciones; y Pablo Vidal, de la Federación de la Familia Grande del Hogar de Cristo en Cáritas Argentina.
Los centros barriales intentan responder integralmente a las situaciones de vulnerabilidad social y/o consumos problemáticos de sustancias, priorizando la persona y sus cualidades. Estos espacios se generan dentro de la misma comunidad con referentes y compromisos concretos.
El P. Lorenzo “Toto” De Vedia, párroco de Nuestra Señora de Caacupé (villa 21-24, Barracas) recordó cuando el Cardenal Bergoglio hizo el lavatorio de los pies de 12 jóvenes que estaban haciendo su camino de recuperación en adicciones. Aquel lavatorio de pies, en la Cuaresma del 2008, constituyó la piedra fundamental de los Hogares de Cristo.
Hoy, en los más de 200 centros barriales de todo el país, “recibir la vida como viene” constituye el motor y horizonte; la vida íntegra con su complejidad y en su totalidad.
La directora Mitchell explicó que el objetivo de esta investigación fue evaluar cómo el Hogar de Cristo deja su huella en los procesos de desarrollo humano e inclusión social de personas en situación de vulnerabilidad social y consumo problemático de sustancias psicoactivas.
Contó las distintas instancias del trabajo de campo: entrevistas a quienes trabajan, a sus líderes, y a quienes concurren a los centros barriales. Además, colaboraron con el apoyo en la carga de datos en la plataforma desarrollada por la misma organización. Indagaron sobre los cambios que fueron percibiendo los mismos protagonistas desde el momento del primer contacto con el programa, y las causas que lo hicieron posible.
Durante la realización del trabajo, comentó que se distinguieron diversas características:
La Dra. Ana Clara Camarotti destacó la idea de la construcción de indicadores; que sean los mismos actores quienes cuenten si les sirve o no. “Necesitamos evaluar porque necesitamos aprender de lo que hacemos, acumular conocimientos y prácticas. Y, a partir de las evaluaciones, salir a pedir recursos…”, comentó.
Desde su opinión, “es muy fuerte ver como el HdC motoriza ese cambio. Hay que seguir impulsando muy fuertemente esto, con y desde el Estado”.
Por su parte, el P. Di Paola aseguró que “el Hogar de Cristo es fruto de las discusiones y debates que tuvimos los curas villeros en los años 98, 99, 2000… Fue constituyendo una nueva propuesta de lo que significa una parroquia popular… popular en el sentido de una participación activa de la gente del barrio donde se los pone como sujeto y no como objeto de la evangelización“.
“En ese camino nos preocupamos por la salud, la educación, acompañamos iniciativas que tienen que ver con la vida cotidiana de los vecinos. El vecino se transformó en organizador de comedores”, destacó el sacerdote.
Finalmente, argumentó que estos informes los ayudan a analizar aspectos que en el trabajo cotidiano no logran. “Nos ayuda a ver lo que tenemos que seguir profundizando y los desafíos…”. “Trataremos de hacer mejor a nuestro Hogar de Cristo porque es la esperanza de tantos jóvenes y adultos de nuestros barrios”, afirmó.
El análisis del Informe permitió señalar los cambios positivos que fueron registrando los encuestados que pasaron por los centros barriales del Hogar de Cristo.
Se atendieron seis dimensiones (satisfacción de necesidades básicas, salud, relaciones, situación judicial, educación y trabajo), las que arrojaron los siguientes resultados: el 94% mejoró su alimentación, el 50% su situación habitacional, el 90% su cuidado personal, el 64% mejoró su autoestima, y un 44% mejoró su situación económica. En cuanto al consumo, un 79% redujo la frecuencia, un 56% mejoró su relación con el entorno, y un 64% aumentó el interés por estudiar.
Los investigadores afirmaron que: “Se presenta clara evidencia de la efectividad del abordaje integral propuesto por el Hogar de Cristo y la interconexión entre las múltiples dimensiones de la vida”. Quedan nuevos desafíos y compromisos para elaborar, a mediano y corto plazo: