Entrevistas

Antoni Matabosch: “O nos convertimos a una ecología integral, o no sobreviviremos”





Reconoce Antoni Matabosch (Barcelona, 1935) que la encíclica ‘Laudato si” y la exhortación ‘Querida Amazonía’ han supuesto “un potente aldabonazo para despertar nuestras conciencias” frente a la crisis del planeta. Una urgente sensibilización con el cuidado de la Casa común a la que él quiere sumarse ahora, recién cumplido un año del documento postsinodal, con su libro ‘Ecología integral y supervivencia’ (PPC). La obra, prologada por el cardenal Omella, reúne una amplia selección de clases, artículos y conferencias del que fuera profesor de la Facultad de Teología de Cataluña y del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona sobre un tema que le viene preocupando desde hace décadas.



PREGUNTA.- ¿Hay esperanza para la creación?, se preguntaba años atrás un pequeño libro de Boff y Moltmann. Si es así, ¿por dónde pasa?

RESPUESTA.- Por un cambio radical de nuestro entender y usar la naturaleza, que concibe al ser humano como el centro y la medida de todas las cosas, como señor y propietario absoluto de la creación mediante la ciencia y la técnica, que explota el mundo para lograr un supuesto crecimiento ilimitado. O realizamos una profunda conversión ecológica integral o no sobreviviremos.

P.- Paradójicamente, el progreso parece la principal amenaza para la supervivencia de nuestro planeta. ¿Tanto cuesta conjugarlo con la sostenibilidad y la justicia social?

R.- En el siglo XVIII se forjó una ideología del progreso indefinido que nos ha ido llevando a un saqueo y a unas amenazas climáticas que nuestro pequeño planeta no puede aguantar. Y son los más pobres los que más sufren con la crisis del planeta. De ahí que se insista en una ecología integral y en la ‘ecojusticia’.

Cristianos y medio ambiente

P.- “Llenad la Tierra y sometedla”. ¿Hasta qué punto estas palabras del Génesis han afectado a la credibilidad del compromiso cristiano con el cuidado del medio ambiente?

R.- En el Génesis hay dos relatos de la creación. El más antiguo habla de dominar y someter (Gen 1); el más moderno, de cultivar/trabajar y guardar/cuidar el Jardín del Edén (Gen 2). En épocas de entusiasmo expansivo, el primer relato ha servido de justificante, pero el segundo es mucho más conforme con el conjunto del mensaje bíblico de un Dios amor que nos enseña a cuidar de su creación.

P.- ¿Qué papel deben jugar las religiones para hacer frente a la actual emergencia ecológica?

R.- Su aportación es indispensable. La crisis ecológica no es un producto desbocado de la tecnociencia, que pueda frenarse con simples cambios técnicos o voluntaristas. Las causas de la crisis son muy profundas, y crean una cosmovisión y un estilo de vida muy peligroso. Las religiones aportan valores y éticas basadas en la veneración, el respeto, la redistribución, la responsabilidad, la cooperación, la solidaridad, etc., necesarias para este cambio en profundidad. (…)

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