“No hay dos papas. El Papa es solo uno…”. Con voz débil, pero contundente. Así de claro habla el papa emérito, Benedicto XVI, sobre su papel y el de Francisco. Joseph Ratzinger ha concedido una entrevista al director del Corriere della Sera, Luciano Fontana, la víspera del 28 de febrero, octavo aniversario de su renuncia. Desde el monasterio Mater Ecclesiae, donde vive desde entonces, reconoce abiertamente que “algunos de mis amigos un poco ‘fanáticos’ todavía están enfadados, no quisieron aceptar mi decisión”.
Acompañado en todo momento de su secretario personal, George Gänswein, que incluso le traduce y le ayuda a completar algunas frases, afirma que ha pensado mucho en el día de su renuncia. “Es una decisión difícil, pero la tomé con plena conciencia y creo que hice bien. Muchos piensan en teorías de la conspiración: hay quién dijo que era culpa del escándalo de Vatileaks, otros del lobby gay, algunos del caso del lefebvriano Richard Williamson… No quieren creer en una elección consciente, pero mi conciencia está tranquila”, señala.
Según el periodista, la menta de Ratzinger permanece lúcida, en contraste con su debilidad física. También describe que lleva en una de sus muñecas un reloj y en la otra un aparato para avisar si tiene algún problema.
El papa emérito está informado de la actualidad, pues recibe cada mañana L’Osservatore Romano, el Corriere della Sera y dos periódicos alemanes. De hecho, da su opinión sobre Mario Draghi: “Esperamos que pueda resolver la crisis. También es un hombre muy respetado en Alemania”.
Fuera de Italia, Benedicto XVI se atreve con Joe Biden, el segundo presidente católico en la historia de Estados Unidos tras John Fitzgerald Kennedy. “Es cierto, es católico. Y personalmente está en contra del aborto. Pero como presidente, tiende a presentarse en continuidad con la línea del Partido Demócrata… Y en política de género aún no hemos entendido del todo cuál es su posición”, advierte en continuidad con un sector del Episcopado estadounidense.
Benedicto XVI es preguntado por el viaje del papa Francisco a Irak, que vive con cierto miedo. “Creo que es un viaje muy importante. Desafortunadamente, cae en un momento muy difícil que también lo convierte en un viaje peligroso: por razones de seguridad y por el Covid. Y luego está la inestable situación iraquí”, explica. Y remata: “Acompañaré a Francisco con mi oración”.
Ratzinger ya fue vacunado, recibió las dos dosis de Pfizer como la mayoría de los habitantes de la Ciudad del Vaticano. Al hablar sobre la pandemia, resalta el caso del cardenal Gualtiero Bassetti, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, que se ha recuperado tras varios días hospitalizado.
Cuarenta y cinco minutos después, acaba la entrevista. Benedicto XVI se despide con dos obsequios para el periodista: una medalla conmemorativa y un marcador con su foto de bendición. Ambos de cuando era Papa…